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No las tenía todas consigo Rafa Nadal cuando supo que su rival en dieciseisavos sería David Nalbandian. «Es un peligroso oponente. De cuatro partidos contra él, he perdido dos», comentó después de superar su segunda ronda. No obstante, el español va progresando con las evaluaciones, como un estudiante aplicado.
El duelo fue intenso. Como exigía el guión. Aunque solo durara un set.
Una primera manga en la que se vio al mejor Nalbandian, con su mágico revés que no se sabe hacia dónde irá, pero que siempre estará ajustado al lado contrario al del rival.
El argentino ayudó con sus miedos y su falta de confianza en la victoria
Sin embargo, el argentino ayudó, con sus miedos y su falta de confianza en la victoria, a que el español se reencontrara. Con la ventaja de 5-4 en el marcador y saque, Nalbandian se vio con el primer set en el bolsillo y su brazo se encogió. Una doble falta marcó el empate a cinco. Y a la misma velocidad que el argentino se empequeñecía, Nadal alargaba sus tiros para arrinconar todavía más a su presa.
Fue el punto que cambió el curso del partido. Ya no hubo más ventajas para ninguno de los dos, y el tie break fue la resolución más justa al nivel de juego que uno y otro estaban dispensando en la pista Arthur Ashe. El examen de recuperación (de la confianza) cumplió las expectativa de la tensión, pero el estudiante es aventajado. Ya sabe lo que es aprobar, y con matrícula de honor en estas pistas, había hecho bien sus deberes y Nadal sacó adelante la prueba.
Nalbandian, a partir de ese momento, desapareció entre errores no forzados y los recuerdos de un tiempo pasado, el del tie break, que pudo ser mágico si sus nervios hubieran estado más templados.
Se asfixió entre los golpes a base de confianza que, ahora ya sí, lanzaba Nadal. Se sacudió el español todas las dudas, las derrotas pasadas y enlazó golpes ganadores.
Los errores no forzados del americano acabaron por matar el partido
Dos roturas de saque y una entrada del fisioterapeuta para que los recalentados pies de Nadal se aliviaran, pusieron la nota de color a un partido que, con un poco más de intención, el balear se hubiera llevado con rotundidad. Sin embargo, Nalbandian, herido todavía por la oportunidad perdida, logró recuperar el terreno perdido y pasó de un 5-3 abajo a estar a un punto del 5-6. Pero de nuevo se agarrotó y el juego fue para su rival. Y, como mandan los cánones de los nervios, Nalbandian le dio con una doble falta el pase a octavos a Nadal, donde ya espera Gilles Muller.