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«Declaración de liberación» del cnt

Libia será un Estado islámico, y la Sharía, fuente de ley

Abdul Jalil matizó que Libia será «democrático e independiente, y se respetará a todas las minorías»

Libia será un Estado islámico, y la Sharía, fuente de ley AFP

mikel ayestaran

El islam será el eje sobre el que girará el nuevo Estado libio donde la Sharía (código de ley islámico) será «la fuente de jurisprudencia», aseguró el presidente del Consejo Nacional Transitorio (CNT), Mustafá Abdul Jalil, en la presentación del esquema de lo que se llamará la «Declaración de la victoria» y que hoy dará a conocer a la comunidad internacional en la Cumbre de París. La cita internacional coincide con el que iba a ser el 42º aniversario de la revolución gadafista que los rebeldes tratan de dejar atrás con este documento en el que recogerán las bases de una transición cuya hoja de ruta marca la celebración de un referéndum para cambiar la constitución en un plazo de seis meses y unas elecciones generales, con observadores internacionales, en ocho. Libia cambia el Libro Verde por el Corán, aunque Abdul Jalil matizó en todo momento que será «un Estado democrático, independiente, con capital en Trípoli». El traslado completo del consejo desde Bengasi se espera completar las próximas dos semanas.

El papel jugado por los grupos islamistas en los combates de los últimos meses les ha otorgado una capacidad de influencia muy fuerte en la actual situación que vive un país donde el poder está dividido en milicias locales. Las más poderosas, como las que vienen de Misrata, Zintan o Yefren, controlan partes enteras de la capital, pero son las milicias islámicas las que han logrado colocar al mando al yihadista Abdul Hakim Belhaq, antiguo emir del Grupo Islámico Libio de Lucha (LIFG, por sus siglas en inglés), como responsable máximo de la comandancia militar de Trípoli. Toda una declaración de intenciones para los sectores liberales del país.

Todo plan de futuro, sin embargo, depende de la evolución de la guerra sobre el terreno y de la captura, vivo o muerto, de Muamar Gadafi. El sábado concluye el ultimátum lanzado a las localidades, Sirte y Sabha principalmente, que siguen siendo leales a Gadafi, si para entonces no aceptan a las nuevas autoridades se recurrirá al uso de la fuerza. Ayer Saif al-Islam aseguró en un mensaje televisado que se encontraba en Sirte rodeado de 20.000 hombres armados y que no se rendirá nunca. Las huellas de la guerra son profundas en los cementerios de la capital por donde ayer pasaron las familias a visitar a sus muertos con motivo de la festividad del fin del ramadán, una especie de Día de Todos los Santos marcado por el gran número de víctimas de la revolución. «Tenemos enterrados quinientos cuerpos sin identificar», aseguraba el responsable del cementerio Shaut al-Anshir, situado junto a la casa de la esposa de Gadafi, Safia, reconvertida en base de los milicianos venidos de Misrata.

Sin cascos azules

Las autoridades rebeldes encargadas de velar por la transición transmitieron al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas su disconformidad con el envío de cascos azules al país. La futura misión de la ONU tendrá un marcado «carácter político» y ayudará a las nuevas autoridades a desarrollar un proceso de transición que lleve a la democracia, aseguró el asesor del organismo para la planificación postconflicto, Ian Martin, porque «ha quedado muy claro que los libios quieren evitar el despliegue militar de la ONU o cualquier otra organización».

La transición doméstica va de la mano del nuevo lugar que espera ocupar Libia en la escena internacional y que centrará la cumbre que arranca en París. Trece jefes de Estado, 19 primeros ministros y los secretarios generales de la OTAN, la ONU o la Liga Árabe se reunirán con el CNT en la capital francesa para «ayudar a las nuevas autoridades a lograr la transición y la reconstrucción del Estado y ofrecerles una tribuna para que presenten su visión y necesidades», según una fuente anónima de la presidencia gala citada por Efe.

El mundo mira a un país magrebí que una jornada más fue centro de denuncias por parte de varias organizaciones debido a las violaciones de derechos humanos de los últimos días. Amnistía Internacional (AI) denunció que sospechosos de haber luchado para Muamar Gadafi, especialmente hombres de origen subsahariano, están en peligro de ser víctimas de abusos por parte de unos rebeldes que hacen redadas y los encierran con total impunidad. La ONU, por su parte, se mostró «extremadamente alarmada» por los informes que empiezan a arrojar luz sobre «miles de personas detenidas o hechas prisioneras sin cargos por parte de las fuerzas de seguridad de Gadafi en los primeros compases del conflicto o incluso antes», señaló el portavoz del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (OACDH), Rupert Colville.

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