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Las agencias corroboran el «rating» de Alemania para aplacar la histeria bursátil

Las bolsas de todo el mundo vivieron ayer minutos de pánico por los rumores sobre la solvencia de BerlínEspaña, Italia, Francia y Bélgica prorrogan la prohibición de las ventas en corto hasta el 30 de septiembre

Las agencias corroboran el «rating» de Alemania para aplacar la histeria bursátil

MONCHO VELOSO

Quizá porque mercados y especulación son casi sinónimos, los rumores tienen el poder de desatar el pánico —muchas veces irracional— entre los inversores. Y ayer sucedió. A falta de una hora para el cierre, en las plazas europeas corrían varios. El más inquietante, que las agencias de «rating» estarían preparándose para rebajar la nota de solvencia de Alemania. En cuestión de minutos, Fráncfort se despeñó un 3,9%. Y el resto de índices europeos siguieron esa estela. Standard & Poor's, Fitch y Moody's se vieron obligadas a salir a la palestra para acallar ese runrún —como ya hicieran semanas atrás en el caso de Francia—y ratificar la «triple A» de la deuda soberana de Berlín. Eso no impidió que todas las plazas del Viejo Continente cerrasen en negativo.

París se dejó un 0,7%, Milán un 0,3%, Londres un 1,4% y Fráncfort consiguió finalmente suavizar su caída hasta un 1,7%. En Madrid, cuando el nerviosismo dio paso a la calma tensa, el Ibex puso fin al día con un descenso del 0,84%. Esas pérdidas, tímidas en comparación con las sufridas a lo largo de este agosto de histeria bursátil, estuvieron alimentadas además por el miedo de los especuladores a una prohibición de las posiciones cortas por parte de Berlín. El supervisor alemán, el Bafin, desmintió también ese rumor.

Cerco a la especulación

Las ventas en descubierto o posiciones cortas consisten en vender acciones que se toman prestadas con la intención de comprarlas después a un precio inferior para devolverlas a su propietario y embolsarse la diferencia. Esta operación suele ser la explicación rápida a turbulencias como las de las últimas fechas. Con ese argumento, Bélgica, Francia, Italia y España las prohibieron el pasado 11 de agosto durante 15 días, en una decisión orquestada desde la Autoridad Europea de Valores Financieros (ESMA).

Hoy terminaba su vigencia, pero ayer la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el resto de supervisores de esos países prorrogaron esa prohibición de manera cautelar hasta el próximo 30 de septiembre. El organismo español informó de que el veto podrá levantarse antes de esa fecha si considera que la situación de los mercados lo permite. Y viceversa: podría ampliarlo si la volatilidad sigue incrustada en el parqué.

Que ese nerviosismo abandone las plazas bursátiles se antoja a día de hoy complicado. Los numerosos episodios de pánico sufridos a lo largo de este verano son síntoma de que la economía está expuesta a algo más que a los tradicionales sofocos estivales. Los mercados temen, y así lo vienen advirtiendo, un frenazo en la recuperación de la economía a nivel mundial, que los últimos datos del PIB han confirmado ya en Japón, Estados Unidos y Europa. Por si fuese poco, el desconcierto político en la eurozona en torno al segundo rescate de Grecia no ayuda a despejar esas sospechas. Y ayer, los datos de desempleo procedentes de EE.UU. —el número de peticiones semanales de subsidios aumentó en 5.000— contribuyeron a alimentarlas. Así, el Dow Jones cayó ayer un 1,51%. Ante este panorama, los inversores lo dejan ahora todo en manos de las políticas —desiguales— del Banco Central Europeo y la Reserva Federal.

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