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Seguir al Papa, una aventura

Ni la lluvia ni el calor ni el polvo pudieron con el millón de jóvenes seguidores de Benedicto XVI

Seguir al Papa, una aventura ABC

GUILLERMO D. OLMO y GUILLERMO D. OLMO

No hay adversidad que frene el poder de convocatoria del Papa. En el aeródromo de Cuatro Vientos ayer por la tarde no se podían ni abrir los ojos. El sudor, el polvo y un sol cegador lo impedían. No había dónde orinar, no ... había una sombra, no había dónde sentarse más que en el suelo. Pese a todo, más de un millón de jóvenes eligieron pasar el día y la noche allí. También eligieron quedarse cuando una fuerte tormenta de verano descargó sobre la inmensa explanada. Y lo hicieron porque querían estar junto a Benedicto XVI .

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