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Setenta y cinco años sin García Lorca

Sus personajes invocan hoy su memoria junto al monolito de Alfacar (Granada) en el aniversario de su muerte

Setenta y cinco años sin García Lorca ABC

JESÚS GARCÍA CALERO

Quedan unos pocos misterios alrededor de la muerte de Federico García Lorca, pese a que está meticulosamente estudiada. Ocurrió en el amanecer del 17 de agosto de 1936, con los primeros rayos de luz sobre la ceguera de las dos Españas. E l gran poeta caía asesinado por los disparos de un pelotón en algún lugar cercano a Víznar (Granada) . «Asesinado por el cielo./ Entre las formas que van hacia la sierpe/ y las formas que buscan el cristal,/ dejaré crecer mis cabellos», había escrito en su libro «Poeta en Nueva York ». Pero en realidad caía asesinado por los hombres, por sus compatriotas.

¿Cómo se desató el complot contra su vida? Las investigaciones han completado al detalle el curso de los hechos. ¿Donde acabaron sus restos? ¿Fueron removidos a una fosa común o rescatados por la familia, como se ha llegado a especular? Su tumba sigue siendo la más buscada y la excavación de Alfacar impulsada hace dos años por la Ley de Memoria Histórica acabó en un esperpento público.

Pero, ¿por qué abandonó Madrid? A mediados de julio de 1936 Federico tiene pendiente verse con José Bergamín, pero decide tomar el «Exprés de Andalucía ». Debido a su pronta detención y asesinato, el encuentro no tendrá ya lugar. Aún otro testimonio nos habla de aquel viaje: en el tren se encuentra con el torero Alfredo Corrochano, amigo de Ignacio Sánchez Mejías . El matador relató a Blanco y Negro en 2000 que encontró al poeta muy animado, con proyectos sobre el flamenco en su ciudad natal. Hablaron también de Ignacio, a cuya muerte Federico había escrito una de las más estremecedoras elegías de la poesía española, el «Llanto». Ambos le echaban de menos. Se despidieron en el andén de Baeza, donde Corrochano toreaba al día siguiente.

Lo demás es sabido. Federico esperaba sentirse más seguro en la casa familiar , la rebelión complica el escenario y lo vuelve muy peligroso. El 9 de agosto una patrulla le intimida en la Huerta de San Vicente y decide refugiarse en casa de los Rosales, notables falangistas granadinos. Sin embargo allí es detenido, en medio de una maraña de motivos políticos y pugnas de su familia con otra principal de Granada: la de los Roldán. Según las últimas investigaciones de Miguel Caballero, relatadas por Juan Luis Tapia en «El Ideal», el comandante José Valdés, cabecilla de la rebelión militar en la ciudad, estaba ausente el día de la detención del poeta . Y será el teniente coronel de la Guardia Civil Nicolás Velasco Simarro, vinculado a los Roldán, quien acelere los trámites y acabe con la vida de Federico en apenas 24 horas.

Triste, muy triste historia, que no debemos olvidar, verdadero símbolo de la barbarie de la Guerra Civil . Pero sería más triste aún olvidar, no sólo la importancia de la obra de García Lorca, sino su peso como símbolo de la reconciliación democrática. En los años 80, ABC contribuyó con convicción a la «resurrección literaria» del poeta con la publicación de los «Sonetos del amor oscuro» y la reivindicación de su figura, que todavía se agranda.

Hoy, junto al célebre monolito en Alfacar, varios de sus personajes invocarán al poeta. Su memoria no merece adjetivos, sino el más grande reconocimiento . Pese a los pocos misterios que aún rodean su final, su memoria no puede limitarse a unos restos ni a una sola idea de España. Sería como volver a truncar su grandeza.

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