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desde mi escaño

Pizpireta González

juan velarde

La historia de la política canaria tiene reservado un lugar especial para Ignacio González Santiago. Este sujeto, un auténtico travestido ideológicamente hablando, se ha permitido ser esta semana protagonista hasta en la España peninsular con sus descerebradas, desafortunadas y descastadas declaraciones sobre los inmigrantes y las enfermedades. Es posible que los rizos a lo Bisbal no le dejen pensar con claridad o vayan a saber ustedes qué, pero nuevamente desde la lejanía de las Islas Afortunadas uno tiene que sentir la vergüenza ajena de ver como determinados representantes parlamentarios de las Islas meten la pata si asomo alguno de enmienda.

Lo cierto es que míster pizpireta González se ha convertido en un ser nefasto para la vida pública regional, insular o local y es de desear, así Dios lo quiera, que no le permitan seguir ascendiendo y se nos plante en el Congreso o en el Senado o incluso en el Parlamento Europeo. Este señor ha vivido no por la política, sino de la política. Su modus vivendi ha sido siempre el de arrimarse al árbol que más cobije o arrimarse al sol que más calienta. ¿Qué el poder lo tiene el PP? Allí como un poseso que va hasta que le echan del partido por trepa. ¿Qué ahora hay que irse a Coalición? Pues lo mismo, a meter la cuchara en el seno nacionalista hasta que ve que ahí le dejan mangonear menos que en la calle Juan Padrón.

Al final, gracias a los excelentes oficios (y ganancias) paternos, al muchachito palmero le compran un partido de saldo y esquina, se gasta lo que no está en los escritos en una disparatada campaña electoral donde sólo logra como éxito remarcable su acta de concejal en Santa Cruz de Tenerife. El azote de las corruptelas nacionalistas se acaba encamando con Zerolo y encima acaba yendo cuatro años después, en 2011, en las listas de Coalición Canaria. ¿Alguien en su sano juicio puede creerse una sola palabra de este profesional de la trola y del tranque?

Porque, ¡ojo, que esa es otra! Este xenófobo de tomo y lomo ha huido de su Centro Canario Nacionalista, pero allí ha dejado muchas deudas por saldar. Sé de buena tinta que hubo personas que se largaron antes de la organización porque veían venir la tormenta. González siempre ha actuado así, como el famoso feriante El Figuras, un charlatán sin fundamente, capaz de venderte un jarrón o un perrito piloto. No sería de extrañar que mañana este politicastro esté en primera línea de una rueda de prensa en la que se firme un convenio para acoger a los inmigrantes que llegan en patera. Él, con tal de ser el novio en la boda o el niño en el bautizo, hace lo que sea, hasta contradecirse.

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