Raúl Castro y «la tarjeta blanca» que nunca llega
Cuba anuncia, una vez más, que flexibilizará las restricciones para viajar al extranjero
El presidente de Cuba, Raúl Castro, declaró ayer al cierre de la sesión plenaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular su objetivo de modificar la regulación migratoria. Este anuncio no es el primero, pues hace más de tres años ya declaró su intención de rebajar las restricciones para viajar al extranjero. Fue en mayo de 2008 cuando el presidente ya adelantó su intención de facilitar los trámites de entrada y de salida a la isla.
Sin embargo, los cambios sobre la conocida «tarjeta blanca» o permiso de salida, cuya tramitación cuesta unos 100 euros y puede tardar meses en llegar —siempre y cuando la respuesta sea afirmativa—, nunca se han hecho efectivos. Por eso, este nuevo pronunciamiento del presidente no sorprende, ni siquiera alienta a quienes esperan que la política del actual Gobierno elimine éstas y otras restricciones.
«Actualizar» el socialismo
Entre las novedades que posiblemente integrará esta regulación, si finalmente se lleva a cabo, están aquellas que, según Raúl Castro, pretenden «preservar el capital humano creado por la Revolución frente al robo de talentos que practican las naciones poderosas ».
Fiel al discurso de su hermano Fidel, Raúl culpa a Estados Unidos, su eterno enemigo: «La política migratoria tendrá en cuenta el derecho del Estado revolucionario de defenderse de los planes injerencistas y subversivos del Gobierno norteamericano y sus aliados ».
Estos cambios se realizán en el marco del plan de reformas económicas que el Gobierno cubano planea, y que tienen como objetivo «actualizar» el socialismo. Para ello, estudian «modificar decisiones que jugaron un papel en su momento y que perduraron innecesariamente».
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