Cultura incumplió las reglas para la elección de San Sebastián 2016

La designación de San Sebastián por el Gobierno como Ciudad Europea de la Cultura 2016 en representación de España esconde demasiadas trampas. El Ministerio de Cultura, que según la propia norma europea que regula este proceso y una orden ministerial, es el responsable absoluto de la designación española, cuyo turno toca en 2016 junto a una urbe polaca (Wroclaw), ha alterado las bases fijadas para la selección al permitir que una integrante del jurado que emitió el pasado 28 de junio su fallo por la capital donostiarra no fuera independiente, como reza el artículo 4.2 de la orden 2394/2009 de Cultura. Ayer mismo por la tarde, y en un comunicado de urgencia, el Ministerio daba marcha atrás y anunciaba la apertura de una investigación formal en pro de la transparencia del proceso y para que los observadores europeos «clarifiquen si los miembros del jurado han llevado a cabo sus funciones de acuerdo a las reglas establecidas».

Cristina Ortega Nuere, uno de los trece expertos culturales que conformaban el jurado (seis españoles a elección de Sinde y siete a propuesta de Bruselas) es asesora cultural del Gobierno vasco desde diciembre de 2010, cargo por el que cobra dietas. Además, como denunció ayer el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto (PP), una carta anónima recibida en el Ayuntamiento demostraría la participación directa de Ortega en el dossier donostiarra, hoy en manos de Bildu.

El lunes pasado llegó al alcalde un sobre sin remitente desde Francia. En un folio, aparecía en francés, de forma enigmática, una frase de las bases del concurso para la Capitalidad: «Los miembros del jurado deben ser absolutamente independientes y no tener ningún conflicto de intereses en relación con ninguna de las ciudades aspirantes» (ver apoyo gráfico).

El misterio se desveló con el contenido de un cedé que se adjuntaba y en el que aparecían dos documentos fechados el 3 de noviembre de 2010 —después de que se produjera el primer corte de la Capitalidad— con los siguientes nombres: «Cristina Propu1» y «Cristina Propu2». En ambos casos, en las propiedades aparece como autor del archivo «C. Ortega» que en Córdoba «presumen» que corresponde a la citada Cristina Ortega. En el primero, según el alcalde, se plantea una «verdadera hoja de ruta» para que la Universidad de Deusto, en la que Ortega es coordinadora de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas y subdirectora del Instituto de Estudios de Ocio, «hiciera cosas por el buen éxito de la candidatura» de San Sebastián. En cuanto al segundo documento, el alcalde cordobés sostuvo que sobre «el esquema de presentación del desarrollo de la candidatura de San Sebastián, sobre lo que ya existía, se establecen una serie de correcciones que presumimos corresponden nuevamemente a Cristina Ortega». En este caso, el documento aparece guardado por «Y. Lázaro». La identidad de esta persona sería Yolanda Lázaro, profesora de la Universidad de Deusto, que en marzo de 2011 firmó un acuerdo con la Oficina San Sebastián 2016 por el que se comprometía a «tomar parte en la construcción del proyecto de San Sebastián, en aquellos ámbitos temáticos y contenidos que sean de interés compartido».

Tras estas revelaciones, José Antonio Nieto sostuvo que la primera medida será exigir al Ministerio de Cultura que haga «una valoración de todos estos datos y que nos garantice la limpieza del proceso». Nieto consideró que el departamento de González-Sinde «no está en condiciones de elevar la propuesta» de San Sebastián con «estas dudas».

Curiosamente, Cultura desveló ayer el informe del jurado por el que se argumenta la elección de San Sebastián. En contra de lo expuesto de viva voz por el presidente del comité de selección, el austriaco Manfred Gaulhofer, el 28 de junio —«contribuir a que cesen las actividades violentas en el País Vasco»—, el informe habla de un «excelente programa cultural» con un «enfoque innovador» en el que hay consenso de todos los partidos políticos. Omite cualquier referencia al terrrorismo y la conquista de la paz como hizo Gaulhofer, contraviniendo los criterios de selección de una directiva europea de 2006 y como sí hizo el jurado en su primera preselección de septiembre alavando la lucha contra el terrorismo.