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¿La solución? Más euro

Expertos consultados por Empresa defienden la continuidad de la moneda única como única garantía de salida de la crisis

¿La solución? Más euro reuters

maría jesús pérez

Merece la pena seguir luchando por el euro. Es el consenso de prestigiosos economistas que analizan para Empresa qué es lo que está ocurriendo en torno a los países europeos, y el debate entre el sí o el no a seguir con el proyecto común europeo. Hay coincidencia: no hay que dejar caer a Grecia, por un principio básico de solidaridad, ya que pondría igualmente en peligro el proyecto de unión. Estas son las tres preguntas a las que han respondido nuestros expertos:

1. ¿Merece la pena seguir luchando por la Unión o terminará cada país de nuevo con su propia moneda?

2. ¿Sirven los rescates o se debería dejar caer a los países como Grecia?

3. ¿Qué supone que un país de la zona euro entre en suspensión de pagos?

José Ramón Pin Arboledas

1. La llegada al euro ha sido una de los hitos importantes en la construcción de Europa. Económicamente, durante la existencia de la moneda única hemos tenido un periodo de crecimiento envidiable. Los dos últimos años han demostrado la necesidad de una mayor coordinación económica. En parte, eso se logrará por la supervisión previa de los presupuestos de los Estados de la eurozona por parte de las autoridades comunitarias.

2. No olvidemos que la UE se basa también en la solidaridad entre Estados. Eso no quiere decir que no se exija rigor fiscal a cada uno de ellos. Cuando Alemania y Francia se saltaron el pacto de estabilidad con déficit superiores al 3%, no se aplicaron las sanciones establecidas. Lo que es verdad es que la enseñanza de Grecia, Portugal e Irlanda es la necesidad de controlar con rigor desde Bruselas la evolución de las cuentas de los Estados miembros.

3. Fundamentalmente, supone una pérdida de la confianza de los mercados y un aumento de los intereses de las deudas emitidas en euros. Probablemente, España está pagando la situación de Grecia con un mayor coste de su deuda. Al país en suspensión de pagos le obliga a realizar una reestructuración de su política económica y de sus políticas sociales, aumento de impuestos y disminución del Estado.

Jaime García Legaz

1. El euro es el mayor logro de la UE. Su fracaso significaría el fracaso del proyecto europeo. Y el coste político del fracaso sería tan alto que el euro va a prevalecer. Con sacrificios por parte de los países intervenidos, pero va a sobrevivir. No concibo una vuelta atrás a la Europa de las monedas nacionales, aunque desde el punto de vista económico sea una escenario factible y no tan costoso. Conviene dejar claro, además, que el euro es una moneda estable y apreciada, y que lo que tenemos ahora no es una crisis del euro, sino una crisis financiera de algunos de los países que forman parte de la eurozona.

2. La solución pasa por los rescates condicionados y por la fijación de reglas inquebrantables de estabilidad para el futuro. Es decir, rescate a cambio de grandes sacrificios económicos por parte de los países rescatados y, además, algo que echo de menos: reformas constitucionales que impidan que los países rescatados y no rescatados, vuelvan a incumplir los compromisos de estabilidad presupuestaria en el futuro. Merkel impulsó una reforma de la Constitución alemana para asegurar el cumplimiento del Pacto de Estabilidad, y ello a pesar de que Alemania es el principal prestamista de los países rescatados.

3. Sufriría una pérdida de reputación, que sólo se recupera a largo plazo, probablemente, en una generación. Después, necesitaría hacer tres cosas: convencer para que le vuelvan a prestar para devolver lo que debe; por ello, necesitaría una segunda cosa, comprometerse de forma creíble a reducir sus gastos, para así poder tener dinero con el que poder devolver lo que debe; y, tercero, convencer a quien le ha de prestar dinero que, además de reducir los gastos, vas a incrementar tus ingresos, para así poder pagar lo que debes, esto es, comprometerse a hacer las reformas estructurales para crecer más.

Mario Weitz

1. Es necesaria una decisión politica de apostar por Europa y no mirar intereses de cada país. Alemania debe comprender que si Europa se debilita los bancos alemanes y la economía alemana que exporta a Europa peligran y los países del sur deben comprender que deben ser austeros.

2. Grecia terminara tarde o temprano con una quita parcial de su deuda, que es muy conveniente que sea voluntaria. Pasó en América Latina con el Plan Brady en los 80 y Brasil sigue existiendo. Sin embargo implica negociar cómo se reparten las pérdidas entre bonistas, bancos, gobiernos, FMI, etc.

3. Si la suspension de pagos de Grecia es unilateral es muy grave y significa que sufrirá mucho en los próximos diez años, aislada de la financiación internacional. Salirse del euro es una locura, implica mucho que perder y nada que ganar. Si vuelve al dracma, toda la deuda en euros aumenta. Un desastre.

David Cano

1. El euro no está en cuestión, ni tampoco la política monetaria única que puede ser el ejemplo a seguir. Lo que pone en evidencia la crisis de deuda de los países periféricos es que es necesaria una mayor armonización fiscal, una «política fiscal única». Como dice el BCE, de la UME, la «M» está funcionando, falta avanzar en la «E». La solución no es «no al euro» sino «más euro», avanzando en la vertiente fiscal. No está en cuestión el euro, sino alguno de sus elementos de configuración.

2. Las ayudas financieras son la solución a corto y medio plazo, para dar margen temporal a los países afectados para tomar medidas que reduzcan el déficit e implantar las reformas estructurales que permitan crecer. Pero las medidas necesitan tiempo para implantarse y para que den sus frutos. Los programas de asistencia financiera pretenden cubrir ese tiempo. El problema de Grecia es que, a posteriori, hemos sabido que su endeudamiento es muy superior al reconocido, y excesivamente elevado como para que se pueda pagar sin una participación del sector privado.

3. No sabemos con exactitud lo que implica un default de Grecia y cual sería su componente sistémico. Para tratar de minimizar esos efectos es para lo que también se necesita tiempo, un tiempo que aportan los programas de asistencia financiera.

Santiago Carbó

1. Claro que merece la pena seguir luchando por el euro. Sus beneficios han sido muy importantes y lo seguirán siendo en el futuro. Lo que hay que hacer es reconducirlo hacia un compromiso de integración mayor y más fuerte en aspectos centrales como los fiscales. No es posible que cada país termine por su lado. Lo que ha evidenciado el problema actual de la deuda es que no puede funcionarse sólo con una integración monetaria. Ha revelado las interconexiones financieras entre los países del euro. Si los socios se prestan entre sí, es lógico que jueguen con normas económicas y fiscales más comunes y armonizadas que las actuales. El euro afrontará una transición intensa y al final del camino, si los políticos europeos tienen las necesarias alturas de miras, debería salir fortalecido.

2. Dejar caer a Grecia sería un error de bulto, significaría que el euro se resquebraja, porque existen interconexiones financieras de gran magnitud que tendría un importante efecto contagio y porque es un error sentar un precedente que señalice la posibilidad de ulteriores desastres. Eso sí, arreglar el problema de la deuda helena tendrá muchas fases y Grecia va a atravesar un período durísimo y prolongado. Y con ella, Europa va a tener que adoptar medidas para fortalecer los compromisos fiscales, la transparencia y una forma de proceder más razonable y armonizada en el control de la deuda. Hay que apoyar a Grecia y otros países en dificultad, pero hay que crear exigencias para que no pueda volver a ocurrir.

3. No es lo mismo que se trate de una situación transitoria que permanente. Cuando se estudia cómo refinanciar a Grecia en buena parte lo que se está refinanciando es la deuda que otros socios europeos tienen con ella y con sus bancos. Al nivel que está la prima de riesgo de Grecia, reestructurar significa ir enfriando progresivamente la situación para que, primero, esta deuda pueda reducirse/refinanciarse con el apoyo de los socios europeos y, más tarde, para que sea la propia Grecia la que pueda generar los recursos para hacer su situación financiera viable, algo que en este momento, con su prima de riesgo y su fiscalidad es muy complicado.

Robert Tornabell

1. Destruir la Unión Monetaria sería un suicidio. España se arruinaría y no saldríamos del paro en muchos años. Hay que tener una política fiscal única y también una política económica única.

2. Los rescates son remedios a corto plazo. Salvan a los bancos que compraron deuda pública de Grecia (alemanes, franceses, americanos, ingleses, pero no bancos españoles) y a los bancos centrales (nuestro BCE) que compraron sumas importantes.

3. El Tratado de la UE no contempla la suspensión de pagos o la quiebra. Nadie imaginaba una crisis tan dura. Si Grecia quebrara, dejaría de pagar a los bancos acreedores y al BCE. Obtendría más ayudas para crecer y hacer frente a los pagos de lo que debe. Grecia necesita una moratoria (y una quita) porque no puede pagar todo lo que recibió. Una quita de no menos del 30% y que a medida que vayan venciendo los bonos se renueven a treinta años. De otra forma no podrá salir de la quiebra.

Juan Carlos Martínez Lázaro

1. Por supuesto que merece la pena seguir luchando por la moneda común. El euro sigue siendo una historia de éxito, si bien hay que hacer ajustes para evitar situaciones que puedan afectar su estabilidad, especialmente, en el ámbito de las políticas fiscales.

2. Puede que el problema no sea el rescate en sí, sino en la forma en que ha sido planteado, muy en el corto plazo y con condiciones financieras leoninas. Como consecuencia de los ajustes, su economía está abocada a un periodo de recesión, y si la economía no crece, va a ser muy difícil que Grecia pueda hacer frente a sus pagos.

3. Tendría que acometer una reestructuración de su deuda que implicaría una quita o un alargamiento de los plazos de devolución o una reducción de los intereses que paga; o una combinación de las tres alternativas. Esto implicaría su imposibilidad de volver a acudir a los mercados de capitales para continuar financiándose, por lo que el Estado griego no podría hacer frente a los pagos de los salarios de los funcionarios o al pago de las pensiones o de los servicios que presta a sus ciudadanos.Para el resto de la eurozona, las consecuencias serían imprevisibles.

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