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El gran festival por Lorca hace historia

Lleno en los tendidos de Murcia y borrachera de toreo en una tarde mágica para los afectados del terremoto

El gran festival por Lorca hace historia NACHO GARCÍA

FRANCISCO OJADOS

Llenazo en el festival benéfico de Murcia por los damnificados del terremoto de Lorca. Excepcional y emotiva tarde, en la que las figuras demostraron su solidaridad y se marcharon a hombros.

El primer toro de Garcigrande fue devuelto a los corrales. Con el sobrero, de la misma ganadería, Enrique Ponce diseñó una faena a medida, brillante en el toreo ornamental. Paseó las dos primeras orejas de una mágica tarde.

Pepín Liria, que reaparecía por un día, brindó a sus compañeros de cartel, después de irse a portagayola y firmar un lío con el capote. La algarabía continuó en la muleta. Clamor en los tendidos y dos orejas con petición de rabo. Acto seguido la Condomina se impregnó de arte. Morante de la Puebla dejó dos verónicas y una media plenas de torería. Así empezó su faena, con detalles, hasta asentarse con la diestra y torear con la suavidad de una caricia. Se dejó el de Juan Pedro Domecq y fueron fluyendo muletazos imaginativos y ayudados de arte puro. Recetó una estocada sensacional. Dos orejas.

El Juli dio una lección de poderío. El toro de Daniel Ruiz tuvo casta y un pitón izquierdo de peligro evidente, por el que reponía y buscaba al madrileño con saña, hasta incluso cogerlo por la chaquetilla, pasando el pitón a milímetros de la cara y del cuello. Susto del que se repuso El Juli para cuajar una rotunda faena. Al palco no le quedó otra que conceder los máximos trofeos. En el intermedio pasó a la enfermería.

En tarde de distintas tauromaquias, el quinto en asomar con la suya fue El Fandi, que calentó con los rehiletes y cortó dos orejas al de El Torero. Dos trofeos consiguió también Manzanares —organizador de este festival— con un precioso cuvillo que se reservaba las embestidas, por lo que José María no pudo hacer su mejor toreo. Desde un palco, un aficionado le cantó una coplilla. Luego Talavante dibujó naturales excelentes al séptimo de Victoriano del Río y, aunque pinchó, le otorgaron dos orejas. El novillero de Lorca, Miguel Ángel Moreno, ejecutó una emotiva faena y logró el doble premio.

Parecía todo acabado cuando se anunció que se regalaba el sobrero. Se desbordó el festejo. ¡Qué borrachera de toreo! Magnífico espectáculo que terminó con el indulto de un toro de Espartaco. Seis quites en el que intervinieron todos. Dos puyazos de un Talavante que se descubrió como picador de arte y exhibición de Juan Antonio Ruiz «Espartaco», al que invitaron a torear los compañeros. Fin apoteósico para un festival histórico.

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