Los «indignados» empiezan a desmantelar los campamentos

Cuatro semanas después del inicio de la acampada en la Puerta del Sol, durante las que la Delegación del Gobierno ha hecho caso omiso a la prohibición de la Junta Electoral, los «indignados» de Madrid comenzaron a levantar ayer su asentamiento. Y lo hicieron con gran alivio de los comerciantes de la zona —que han visto «sustancialmente» reducidos sus ingresos en 30 millones de euros— y de todos los que han advertido de las condiciones de insalubridad concentradas en el kilómetro cero. El desalojo se hará efectivo hoy, aunque algunos indignados se niegan a abandonar Sol y han anunciado que proseguirán la «protesta» «a título individual». Aun así, el «movimiento» no acaba aquí. «Ahora hay que trasladarlo a las plazas, a los pueblos», decía ayer un portavoz de los «indignados» de Madrid.

Al igual que en la capital, también en Barcelona comenzó ayer el desmantelamiento del campamento instalado en la plaza de Cataluña. Sin embargo, y pese a que la decisión de la asamblea celebrada el viernes fue la de irse, ayer podían verse «indignados» en sus tiendas a última hora. Como en Madrid, la división en el movimiento es un hecho. A pesar de que la polémica operación «limpieza» de los Mossos el pasado 27 de mayo fue un revulsivo, lo cierto es que la acampada, tras cuatro semanas al raso, languidecía. La asamblea del 15-M en Barcelona decidió acabar con la acampada nocturna, pero a cambio dejar un mínimo de infraestructura durante el día para seguir con la coordinación de las protestas.

Concretamente, los «indignados» de Barcelona celebrarán hoy una nueva asamblea en la que prepararán los actos reivindicantivos previstos para el 14 y el 15 de junio, para protestar contra la política de recortes de la Generalitat. En esas fechas el Parlamento catalán celebrará el debate de los presupuestos y es intención del movimiento acampar en el parque de la Ciudadela —sede de la cámara— y realizar un cordón humano alrededor de la institución. Ya se les ha advertido, sin embargo, que impedir el acceso a los parlamentarios a la Cámara es un delito, con lo que la actuación de la Policía debería ser inmediata.

Pero antes de llegar a ese punto, la jornada de ayer, de constitución de los ayuntamientos, no estuvo exenta de dramaturgia —hay quien escenificó el «entierro» de la democracia— e incidentes, que en algunos casos forzaron la intervención de la Policía. Como en Vigo, donde hubo que desalojar a un grupo de «indignados» que se colaron en el pleno municipal e interrumpieron en varias ocasiones la sesión de constitución del consistorio. Orense o Valencia fueron otros ejemplos de esas «protestas pacíficas».

También hubo problemas en Salamanca, donde varios acampados habían impedido, la noche anterior, el paso del alcalde en funciones, el popular Julián Lanzarote, cuando se dirigía a su casa, lo que obligó a intervenir a la Policía municipal. El Movimiento del 15-M denunció el «uso de porras y sprays de pimienta» ante su «protesta pacífica» y la confiscación de «móviles y cámaras de fotos».