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La hora de la verdad

¿Va el Gobierno a hacer una reforma del sistema de contratación auténtica o va a quedarse a medio camino?

Día 05/06/2011

DE la verdad o de la mentira, pues va a descubrirnos si el Gobierno es sincero o falso cuando asegura que su primer objetivo es reducir el paro. Nos lo va a decir la reforma que haga de la negociación colectiva, una vez que sindicatos y patronal han sido incapaces de llegar a un acuerdo sobre ella. ¿Va a contentarse con una mini reforma, con ciertos retoques aquí y allá, pero dejando más o menos las cosas como están, o va a hacer una reforma de verdad, cambiando aspectos fundamentales de las normas que hoy rigen las relaciones contractuales de patronos y obreros? Porque si hace lo primero, habríamos adelantado tan poco como con la reforma laboral, que ha tenido escaso, por no decir nulo efecto en el paro; mientras si hace lo segundo, es probable que el mercado laboral se anime. La razón es muy sencilla: los empresarios sienten auténtico terror a contratar, incluso si la coyuntura lo aconseja, por miedo a las dificultades que tendrían caso de tener que deshacerse de esos empleados si las circunstancias cambiasen, algo que nadie puede garantizarles no ocurra. Mientras si las condiciones de contrato fueran otras, posiblemente se animarían a contratar. Pero para que ese cambio se realice tiene que haber una reforma del sistema de contratación auténtica, a fondo, empezando por negociarse, no por sectores, sino por empresas, ya que no pueden regir las mismas condiciones en una empresa que va bien que en otra que va mal, en una con beneficios que en otra con el agua al cuello. Esto, que ve y entiende todo el mundo, no ha entrado todavía en el foso donde se encuentra la legislación laboral española, donde conceptos como productividad, flexibilidad, competitividad siguen considerándose anatemas, cuando son los que rigen hoy las relaciones laborales en el mundo desarrollado. Con ésta y otras parecidas «conquistas sociales irrenunciables» hemos llegado al 20 por ciento de paro, que se dobla en el sector juvenil. Eso sí, podemos presumir de tener los sindicatos más potentes,

más anacrónicos y más subvencionados del mundo. Se merecen otro artículo para ellos solos, que les prometo.

¿Qué va a hacer el Gobierno? Habrá que esperar al próximo viernes para saberlo, pero los indicios apuntan a otra semi reforma —pseudo reforma más bien— para no disgustar a los sindicatos y tratar de venderla en Bruselas como una reforma auténtica. Puede que consigan apaciguar a aquéllos y despistar a ésta, absorta en la crisis griega. A los que no va a convencer es a los empresarios españoles, que son quienes tienen que contratar. O sea que, parados, perded toda esperanza. Demostrándose de paso que el primer objetivo del Gobierno no es el empleo, sino no perder las próximas elecciones. Aunque las pierda España.

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