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Manolo Otero y su discreta vida brasileña

Manolo Otero y su discreta vida brasileña

VERÓNICA GOYZUETA

Una vida lejos de los flashes y de los reflectores que le iluminaron casi toda la vida. Manolo Otero vivía discretamente, retirado en una casa de campo en Indaiatuba, a 80 kilómetros de São Paulo, rodeado por perros y papagayos. «Si pudiese tendría un zoológico», ... solía decir. Con el pasar del tiempo Manolo había decidido estar más cerca de los animales que de las personas, tanto que cambiaba la palabra «bestialidad» por «humanidad» para definir la crueldad de los hombres. «Los animales no son capaces de hacer las cosas que hacen los humanos», decía.

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