«EE.UU. veía a España como una novela de Hemingway»
Anna Grau es corresponsal de ABC en Nueva York y autora de «De como la CIA eliminó a Carrero Blanco y nos metió en Irak»
-Su libro deja sin aliento, es trepidante.
-Recuerdas esas leyendas urbanas que pasan por tu vida: «¡Los EE.UU. mataron a Carrero Blanco!, ¡apuntalaron a Franco!, ¡montaron el 23-F!, y...
-...Miró en los muros de la patria suya.
-Investigué en los archivos norteamericanos desde un punto de vista español para contar una historia trasatlántica. Fue curiosidad, y no pude parar.
-¿Qué lodos encontró al desempolvarlos?
-Siempre sospeché que EE. UU. tenía cosas más importantes que hacer que matar a Carrero. Vietnam, Watergate, Chile... España no era el patio trasero de EE.UU. Hallé cabos sueltos internos españoles.
-¿De qué pelaje?
-Sobre el atentado de Carrero: cosas oscuras que se blanquean con mano negra de pintura americana.
-Carrero no era un obstáculo para la CIA.
-Los informes del Departamento de Estado norteamericano son cómicos. Lo tildan de «no demasiado inteligente», «rancio», «nos da lecciones de anticomunismo»... ¿Por qué iban a matarlo?
-¿Qué temía la CIA de España?
-Que hubiera una desestabilización tras el atentando, turbulencias que hicieran peligrar la Transición. No tienen ningún interés en matarle.
-¿Desmiente, por lo tanto, usted que la CIA estuviera involucrada en el asesinato de Carrero?
-Totalmente. La CIA tenía mucha penetración en los incipientes servicios secretos españoles.
-¿Por qué se abusado de esa mano negra yanqui?
-Hay una tendencia papanatas a ver la mano negra norteamericana en todo. Es tentador, peliculero.
-¿Los servicios de inteligencia carecen de ella?
-Sí. Los norteamericanos son malos espías. Egocéntricos. Les falta empatía.
-Menos mataharis y más philbys, gente normal.
-Y con sentido común. La comunidad de inteligencia de EE.UU. es sorprendentemente mala.
-¿Y si...?
-¿...Los norteamericanos hubieran matado a Carrero? Habrían sido reacios a soltar los documentos.
-Sostiene usted que «con el asesinato de Carrero muchas familias franquistas salieron ganando».
-Creo que sí. Carrero era un hombre comprometido con el relevo por la Monarquía, y fiel a la voluntad de Franco. Otros extremos más ideológicos temían perder poder, y lo pierden. Franco utiliza hábilmente la figura de Carrero para apartar.
-¿Qué otras pruebas ha exhumado?
-He encontrado indicios alarmantes de que no se puso gran empeño en evitar el atentado e investigarlo. El sumario se arrastra con dejadez.
-¿Y las relaciones de EE.UU. con el franquismo?
-Eran cínicas, por los dos lados. España era un foco de espías, de donde salen espías nazis que van a Estados Unidos. Los norteamericanos mandan a sus espías a España, y no a los más listos: no dan una.
-España era un medio, no un fin, para EE.UU.
-Sí. Se veía a España como un país cómico, primitivo, como una novela de Hemingway. Y los españoles, franquistas, antifranquistas, de derechas o izquierdas, se echaban en los brazos americanos.
-¿Qué pensaba el país del Tío Sam de Suárez?
-Les causó una gran impresión durante el 23-F. Ahí se ganó el cielo para los norteamericanos, ya que temían que no controlara la Transición.
-¿Quién impone respeto a los amos del mundo?
-Hasta que llega Felipe González, el único, el Rey, desde que era Príncipe. Y a la Princesa Sofía la consideran muy inteligente y atractiva.
-¿Y con Aznar?
-Es con quien se llega más lejos en Estados Unidos, que lo sitúa como un aliado preferente.
-¿Cómo sentó el desplante de Zapatero?
-Más que la bandera, lo que les fastidió de Zapatero fue la salida de Irak sin pactarlo, y que animara a más países a sacar sus tropas. Lo vieron frívolo.
-¿Gastamos un fariseo antiamericanismo?
-Denuncio cómo la clase política española dice una cosa con respecto a Estados Unidos y hace otra. Mantiene un antiamericanismo de escaparate, porque vende, y se hace lo contrario, con lo cual tienes a la opinión pública engañada y manipulada.
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