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fútbol | primera división

El Madrid humilla al Almería para superar los cien goles

IGNACIO TYLKO

El Madrid cerró la Liga con una tarde redonda de fútbol y goles en la que humilló a un Almería que se despide de Primera con un castigo brutal. Habrá quien critique a los de ‘Mou’ por no tener la más mínima compasión del humilde, por festejar con energía hasta el octavo gol y por correr a buscar el balón de las redes rivales para marcar cuanto antes el siguiente, pero esto es fútbol profesional y nada se regala.

Autores de seis goles en una segunda mitad en la que parecieron una manada de búfalos cabreados, los blancos querían superar los cien goles, acercarse el récord de 107 firmado en tiempos del galés John Toshack en el banquillo y que Cristiano alcanzase la mítica cifra de 40. Once tantos ha anotado el angelito portugués en las últimas cuatro jornadas. Tremendo.

Perdidas la Liga y la ‘Champions’, Mourinho aleccionó a sus pupilos para que no tirasen los últimos partidos del torneo de la regularidad y cerrasen con orgullo la temporada. Considera que acabar bien es una premisa para arrancar fuerte, con convicción y sin dudas, el próximo curso. Y vaya si sus soldados le obedecieron en las últimas semanas, animados también por colaborar con Cristiano en su lucha individual contra los mitos.

Ante el deprimido Almería, Mou había dado descanso a Casillas para que Dudek se despidiera después de cuatro años con todos los honores de la grada y de sus compañeros, que le hicieron pasillo cuando fue sustituido, y a Di María, pero salió con toda su artillería. Quería que su Madrid, al que acusaron de conservador, se despidiese de su afición con una victoria escandalosa.

No tuvo ‘Mou’ piedad del descendido conjunto rojiblanco. Quizá recordaba que, con el empate en el estadio Juegos del Mediterráneo, el Madrid comenzaba a perder la Liga. Colocó a Özil, Kaká, Cristiano, Benzema y Adebayor en el once. Una apuesta segura por el ataque, por el gol y por el espectáculo. Quizá el equipo es más desequilibrado pero lo hace mucho más bonito que con Lass, Khedira y Pepe de central. Sobre todo en el segundo tiempo, el Madrid fue un conjunto descomunal. Ayudado por las facilidades de un rival aturdido, pero terrorífico.

Voraces

Cristiano tardó apenas tres minutos en ver puerta y disipar dudas sobre si superaba o solo empataba a dos mitos como Zarra y Hugo Sánchez. Xabi Alonso lanzó una falta, Ramos tocó en el segundo palo y el luso se lanzó para remachar en boca de gol. Era su gol 39 ó 40, en función de si se le concede o no el anotado por Pepe en Anoeta, pero el récord ya era suyo en solitario. Tardó en celebrarlo porque pensó que quizá estaba en fuera de juego.

Tal es la voracidad de este futbolista de potencia descomunal que en la segunda parte hizo un gesto de enfado cuando Carlos García salvó una diana suya que ya se cantaba y el remate lo aprovechó Adebayor. Era ya el cuarto gol del Madrid, pero Cristiano lo quería para él. Luego protestó con fuerza un más que probable penalti de Pellerano y celebró con ganas su segundo gol de la noche, el séptimo de los blancos.

Fue un partido para eso, para el lucimiento, para detalles soberbios, como los controles del astro luso y de Benzema, las galopadas con el balón de Adebayor, autor de un ‘hat trick’, o los contragolpes al primer toque como el que preludió al quinto tanto. Fue un prodigio de jugada. Ramos la sacó, Cristiano, taconeó hacia el togolés, éste abrió de nuevo al portugués y el toque sutil de éste lo desvió Karim ante la desesperada salida de Esteban. Marcó hasta el debutante Joselu, prueba inequívoca de que este Madrid tiene mil variantes para llegar al gol.

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