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protestas del 15-m

La semilla de Sol crece con lentitud

En las Islas también hay hartazgo contra los partidos pero por ahora son pocos y algo desorganizados

La semilla de Sol crece con lentitud ACFI PRESS

JAVIER REYES

El grupo es tan heterogéneo y diverso que hace pensar que está vinculado a alguna formación de la izquierda alternativa deseosa de robar espacio mediático a los grandes partidos. Pero no es así. Algunos ni se conocen, pero están «indignados» y no quieren seguir «apalancados» mientras la sociedad se desmorona y cae ante la tiranía del mundo financiero. ABC comparte una charla con algunos de ellos en la céntrica plaza de La Candelaria, en Santa Cruz de Tenerife, jóvenes cansados de la democracia representativa que quieren pasar a la acción. El campamento no es el de la Puerta del Sol ni nada parecido, pero el entusiasmo está en pie, también en Gran Canaria, donde el «campamento-base» se sitúa en San Telmo.

La semilla la puso el pasado día 15 el colectivo «Democracia Real, Ya», y el árbol ha crecido con tanta rapidez gracias a los blogueros y las redes sociales que algunos políticos empiezan a mirar el movimiento con desconfianza. Y lo cierto es que han venido a animar la campaña a última hora, introduciendo un elemento que, por qué no decirlo, puede captar a indecisos o a quienes pensaban abstenerse.

«Hay que acabar con el bipartidismo. Hay más opciones más allá de PSOE o PP, se puede votar otra cosa», señala Cecilia, una joven grancanaria de 28 años a la que se le acaba el paro en un par de meses. Ahora tiene tiempo para acabar sus estudios de Psicología, pero tiene claro que hay que «cambiar las cosas». Está con Fran. Los dos han venido «a echar una mano», y él, incluso se siente un «privilegiado» porque trabaja como informático. Paro y desilusión. Quien escucha a un «indignado» escucha a su hermano, su amigo o su primo, toda una generación lastrada por la falta de oportunidades y bienestar social. «Y que no piensen que esto va a parar el domingo. Vamos a seguir aquí hasta que empiecen a acabar las cosas», indica Ruymán, veterinario y despedido recientemente por su empresa. «Somos gente de a pie, y estamos hartos, cansados de aguantar, de cobrar malos sueldos. En algún momento, alguien que esté trabajando en el banco, lo despiden y estará aquí, con nosotros, protestando», señala.

Mensajes directos

En la concentración se respiran aires (limitados eso sí) de mayo revolucionario. Los mensajes son claros y directos: «Nuestros sueños no caben en sus urnas», «salvad a las personas y no a los bancos, «nada que perder, todo por ganar» o «no falta dinero, sobran ladrones», sentencias que encierran un creciente malestar ciudadano. Es un movimiento asambleario, algo desorganizado por su propia concepción horizontal, pero que trata de unir y cohesionar todo ese caudal de irascibilidad. Los primeros compromisos son «sentadas» y caceroladas, pero habrá más. «Estamos acostumbrados a una democracia representativa que nos representa muy mal, con valores caducos. Nos escandaliza que la gente vea normal este sistema cuando no lo es», apunta Laura. Es lo mismo que piensa Isabel, madrileña, licenciada en química industrial y ahora en paro. Aprovecha el tiempo para estudiar Bellas Artes, pero está cansada «de trabajos donde se abuse de las personas».

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