El nazi Demjanjuk, en libertad tras ser condenado a cinco años

Tras décadas de procesos, John Demjanjuk es finalmente un criminal de guerra oficial. A sus 91 años, un tribunal de Múnich lo ha condenado a cinco de prisión por complicidad en la muerte de 27.900 ciudadanos europeos de origen hebreo. Pero lo ha puesto de seguido en libertad, pues ya ha cumplido dos y, por edad, no lo considera un peligro. Tras perder su ciudadanía, Demjanjuk no podrá tampoco abandonar Alemania.

Lo que no consiguió ni la fiscalía israelí, en los años 80, donde fue inicialmente condenado a muerte y pasó 5 años en prisión, lo han logrado finalmente los alemanes tras lograr nueva documentación en los archivos de los países del Este, tras la caída de los regímenes socialistas.

Es un gesto, según los analistas, y no se sabe si será el último gran juicio por crímenes del Holocausto o el precedente para otros cooperadores silentes. La historia ha subido al estrado y nunca es tarde para hacer justicia, consideran los comentarios de la prensa.

De hecho, tras leer la sentencia, el presidente del tribunal, Ralph Alt, levantó la orden de arresto diciendo tener en cuenta el delicado estado de salud de Demjanjuk por su edad y que el condenado ya pasó dos años en prisión preventiva.

Su abogado había pedido la absolución y ha acusado al estado alemán de torturador por procesar a un acusado de tal edad. Asegura que recurrirá la condena. La fiscalía, que lo hizo extraditar desde EE.UU., donde vivía ya como un jubilado de la factoría Ford, había pedido seis años de prisión.

El tribunal provincial de Múnich considera probado que Demjanjuk, de origen ucraniano y desposeído de la ciudadanía estadounidense, fue guardián del campo de exterminio de Sobibor, en la entonces Polonia ocupada por los nazis, entre marzo y septiembre de 1943; y que participó en la matanza de ciudadanos judíos apresados, aunque resulte imposible probar que fuese el temido «Iván el terrible».

Sobibor fue un lugar de exterminio nacionalsocialista, levantado en 1942 en el distrito de Lublin, con el solo objetivo de aniquilar a los judíos allí transportados. El de Demjanjuk no sería el primer caso en que los guardas locales son recordados con tanta o mayor brutalidad que los ocupantes alemanes.