Gran Woody Allen para inaugurar Cannes
El festival comienza de manera fantástica con la proyección de «Medianoche en París», una maravillosa carta de amor al presente, al pasado y al futuro
E. RODRÍGUEZ MARCHANTE
Los primeros noventa minutos de esta edición del Festival de Cannes eran una invitación irresistible a quedarse, no ya en todo el cine que nos promete la programación hasta que esto se clausure el próximo día 22, sino en esos noventa minutos, en justo ... ese tiempo que dura la película de Woody Allen , «Medianoche en París» .
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¡Qué modo tan maravilloso y redondo de empezar un festival! Con una película que es una carta de amor al presente, al pasado, al futuro y, por supuesto, a París, o a cualquier sitio en el que la lluvia te invite a pasear y la noche, a mojarte en el sentido más abosluto de la palabra. Ni siquiera se echa de menos en la pantalla a Woody Allen, encarnado en esta ocasión en el comitrágico Owen Wilson , que sabe contener todo el torrente de ideas que te propone Allen, y que, como suele ser habitual en él, dan la impresión de ser sencillas, incluso pensadas antes por uno mismo, pero que, en realidad, son tan nuevas, tan apetecibles y tan sorprendentes que se resiste a dejárselas allí en la sala cuando aquello termina.
El cuadro completo es maravilloso, pero también algunas de sus pinceladas
El cuadro completo es maravilloso, pero también algunas de sus pinceladas, como la que da Adrien Brody en su imitación de Dalí o las de Marion Cotillard de principio a fin… El paso de Carla Bruni por la película es tan discreto como encantador , y en fin, cualquier deseo de que esta edición de Cannes empezara de manera fantástica se habrá quedado muy corto comparado con la realidad.
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