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Artur Barrio: «Mi trabajo no es un arte oficial, no forma parte del sistema»

El creador portugués fue galardonado ayer con el premio Velázquez de Artes Plásticas

Artur Barrio: «Mi trabajo no es un arte oficial, no forma parte del sistema» EFE

BELÉN RODRIGO

De escala en Vila Nova de Gaia (Oporto), procedente de Brasil y camino de Venecia, Artur Barrio tuvo ayer un feliz despertar con la llamada del Ministerio de Cultura español para comunicarle que le había sido concedido el Premio Velázquez de Artes Plásticas 2011, dotado con 125.000 euros. «No estoy muy agarrado a los premios», comienza por decir a ABC el artista, «y después de 44 años de profesión será muy importante para dar a conocer mejor mi trabajo». «Como persona civilizada —añade—, estoy muy agradecido por este galardón». Un premio que en 2010 fue atribuido a la artista colombiana Doris Salcedo.

Nacido en Oporto, dejó su país natal en la época de la dictadura de Salazar porque su padre era industrial y se instaló en Brasil, aunque posteriormente recorrió muchos países de Latinoamérica. Según el comunicado del Ministerio, el jurado, presidido por la directora general de Bellas Artes, Ángeles Albert, ha galardonado al artista por «la construcción de una poética radical, que produce una relación y un eco con la situaciones políticas y sociales. Por la universalidad de su lenguaje, desarrollado a través de unos materiales no convencionales, crudos, perecederos y degradables. Por la radicalidad del uso que hace de los mismos, dentro y fuera de la institución del museo».

Belleza inesperada

Artur Barrio dice tener una propia forma de entender el arte: «No soy ni un crítico ni un artista plástico, soy una persona con una visión del mundo, de las cosas, y en mi trabajo quiero mostrar mi crítica al mundo». Él mismo es consciente de que su trabajo «no forma parte del sistema del arte». Esa visión «extremadamente crítica» se basa en su principio de universalidad del hombre. «La falta de información marca la diferencia del hombre porque somos muy iguales los unos a los otros», subraya.

Desarrolla su trabajo a través de acciones, performances, instalaciones, vídeo, explora lo efímero y transitorio y busca la aparición de una belleza inesperada. «Tengo contacto con varios elementos que están en nuestro sistema», aclara, y no duda al afirmar que «el mar es mi mayor fuente de inspiración». Los materiales que utiliza en sus obras son casi siempre efímeros y precarios y la mayoría de su trabajos no se pueden guardar en museos o colgarse en las paredes. «No hago cosas que se puedan transformar», dice Artur Barrio, «soy creativo y me gusta experimentar, creo en el momento».

Tal y como matiza, «no empaqueto mi trabajo». Carne y pescudo crudo, sal, pan, sangre y un largo ecétera de materiales entre los que si tiene que elegir uno, se queda con «el polvo de café, me encanta trabajar con él». Una de sus obras más conocidas es la titulada «Livro de carne», un pedazo de carne cortado en forma de libro que después de unos días se descompuso delante del público y tenía que reponerse cada tres días. Una obra que participó en exposiciones en París y en la Bienal de San Paulo.

El artista luso hace una llamada a la creatividad del ser humano («el hombre se tiene que reinventar para vivir») y recuerda que la crisis «es una invención del hombre, al igual que la no crisis, nosotros tenemos que solucionar los problemas». Artur Barrio está muy centrado en su próxima participación en la Bienal de Venecia, donde «no sé todavía lo que haré», y espera participar en una exposición en el Reina Sofía como parte del premio que recibirá en el próximo mes de julio.

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