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El árbitro como obstáculo

El Madrid se dejó el alma y De Bleeckere anuló un gol legal de Higuaín y cortó una contra letal a Di María

El árbitro como obstáculo REUTERS

TOMÁS G. MARTÍN

Decía Guardiola que el Real Madrid saldría a dejarse la vida y tenía toda la razón. Los jugadores de Mourinho presionaron desde el primer segundo y crearon problemas al Barcelona. Después de tantas declaraciones de entrenadores, era un partido para que los grandes futbolistas demostraran que lo son. Cristiano fue a por todas. El portugués metió la sexta marcha y fue un peligro para toda la defensa azulgrana por su velocidad constante. Fue, junto a Casillas, el mayor enemigo del Barcelona. No se sabía dónde estaba Mourinho, unos decían que en el hotel, otros que escondido en el estadio, pero sus órdenes estaban claras. Morir en el campo.

Los hombres dirigidos oficialmente por Karanka necesitaban un gol para abrir la eliminatoria. El problema fue que, además de la calidad del rival, los visitantes se toparon con un árbitro, Frank De Bleeckere , que demostró el antagonismo suyo y de la UEFA con el entrenador portugués .

Carvalho, amenazado

Nada más comenzar el partido, la tarjeta amarilla a Carvalho, en una falta normal, puso a los visitantes en guardia. Cualquier faltita podía ser tarjeta. El colegiado remaba a favor de obra. En la UEFA cae mejor el Barcelona. Y el mejor zaguero del Madrid ya estaba amenazado. Villa, Messi e incluso Mascherano aprovecharon la situación para simular caídas. Xabi Alonso protestó ante el juez belga, que ya tuvo sus problemas con Mourinho cuando dirigió al Chelsea.

La segunda acción más criticada fue un contragolpe de gol de Di María que cortó por una supuesta falta. Puyol se comió el balón y el belga echó una mano al cuadro local en el momento clave.

El colmo llegó cuando el árbitro anuló un gol reglamentario a Higuaín porque Cristiano, que le había dado el pase de la muerte, fue objeto de falta y se cayó sobre Mascherano. El «referee» hizo estallar de indignación al conjunto madrileño porque pitó falta de CR. Lo que pudo ser un 0-1 que dejaba las espadas en alto a falta de medio partido se transformó en el 1-0 tres minutos más tarde. Pedro aprovechó los huecos del sistema ofensivo merengue, que buscó la victoria con descaro. Marcelo empató el duelo, pero la semifinal estaba decantada por un señor que no puede pitar en Europa. Mourinho tenía razón.

El equipo del preparador luso arriesgó al máximo. Casillas ya había frenado anteriormente los contragolpes azulgrana con una actuación portentosa. Realizó sensacionales paradas a disparos de Messi y de Villa. Iker y CR fueron banderas del esfuerzo. El delantero luso se encrespó con el hombre del silbato cuando no señaló la enésima falta que le hacían, en otro ataque de peligro. Así no se podía remontar una eliminatoria. Su verticalidad preocupó a toda la afición barcelonista. Soportó increpaciones con esa frase tan poco original que escucha en cada estadio: «Ese portugués, qué hijo de puta es».

Se mostró en el estadio una gran pancarta con el texto «Catalonia is not Spain». Pues el Barcelona nos representará en la final

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