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El realismo de Courbet impregna el MNAC

Se exhiben por primera vez en España las obras más relevantes del pintor francés

El realismo de Courbet impregna el MNAC MICHEL NGUYEN

MARÍA GÜELL

Los comisarios hicieron la carta a los Reyes Magos y la directora del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), Maite Ocaña, negoció las diecisiete pinturas francesas de colecciones privadas y públicas, obras de primera fila que dan verdadera fuerza a esta gran cita de la agenda cultural barcelonesa. Este es el resumen que hace una de las comisarias, Cristina Mendoza, de largos meses de trabajo intenso para dibujar este espléndido viaje por el Realismo de la mano de su fundador, Gustave Courbet.

Algunas de las obras claves de este artista francés se exhiben por primera vez en España en esta muestra que intenta explicar la influencia que tuvo su legado en el realismo español, con el claro ejemplo de Martí Alsina, introductor del realismo en la escena artística en nuestro país.

«Realismo(s). La huella de Courbet», que estará abierta al público hasta el próximo 10 de julio, reúne unas 80 obras, entre pinturas, dibujos, fotografías y grabados, que permiten acercarse a este movimiento desde un punto de vista estético, iconográfico y temático.

Foco en el siglo XIX

De Courbet (1819-1877), el fundador del movimiento realista, tendremos la gran suerte de ver de cerca «El de-sesperado», un óleo sobre tela muy inquietante en el que descubrimos al artista con las manos sobre la cabeza y una cara de angustia. «El objetivo es poner un foco potente en el siglo XIX con muchas sorpresas como un autorretrato de Murillo de la National Gallery de Londres que inspiró claramente a Pere Borrell en su cuadro “Huyendo de la crítica”», explica Ocaña, quien reconoce que el siglo XIX estaba «un poco abandonado» desde la exposición dedicada a Fortuny. Así, la muestra se centra en el Realismo, pero incorpora la mirada del siglo XVII con obras deRibera, Velázquez y Rembrant. También se suman a la exposición otros pintores realistas franceses como Carolus-Duran, Jean-Baptiste-Camile Corot o Jean François Millet, así como los catalanes Benet Mercadé, Antoni Caba, Simó Gómez o Pere Borrell del Caso.

El género del autorretrato ocupa un lugar importante en la exposición, «con un lenguaje austero, alejado de la grandilocuencia» y que, en palabras de Mendoza, era la respuesta a los períodos de ausencia de encargos artísticos. El paisaje, sin embargo, sí que se ha dejado de lado ya que, en opinión de Mendoza, «merecía ser objeto de otra exposición».

Otra de las sorpresas es que el último apartado incluye obras del siglo XXI. La muestra se cierra con las obras de Antoni Tàpies «Materia en forma de axila», «En forma de silla» y «Esfinge», en diálogo con los cuadros de Courbet «Jo, la bella irlandesa» y «La siesta», y el «Martirio de San Bartolomé», de Ribera. El mensaje es que el Realismo sigue muy vivo.

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