Los trabajadores del nonato «La Voz de la calle» buscan su resurrección «online»

«Pensábamos que nadie podía ser tan desalmado como para convocar a 40 personas , modificar sus vidas, pedirles que se mudasen, que dejasen trabajos y que creyesen más allá de sueldo, condiciones u horarios dejándoles tirados a las primeras de cambio.»

Es un párrafo del blog de Alberto Arce , uno de los periodistas afectados por el cierre , antes de su nacimiento, de La Voz de la Calle , diario que aspiraba a «aglutinar la izquierda transformadora» y cuya salida estaba prevista para este mes.

Este martes se anunciaba la cancelación del proyecto . Su editor e inversor principal, Teodulfo Lagunero , se confesaba incapaz de «hacer frente a un aval bancario que le pide la distribuidora».

De la decepción e indignación de los 40 profesionales que «han trabajado sin contrato durante tres semanas» quedan ahora los ecos que la red deja y una asamblea «caótica». Pero pocas ganas de superar el trance. Esto «se apagará tan rápido como un trending topic cualquiera» , dice Arce.

Pero mientras se celebra la asamblea, #lavozdelacalle ni siquiera es trending topic en Twitter. El propio Arce tuitea desde dentro. Los «jóvenes de la redacción», dice Arce, abogaban por mantener el proyecto en su edición digital , pero «es triste comprender que la fractura generacional es insalvable. Es triste que aún no se haya dado voz a los redactores», se lamenta.

La asamblea tampoco parece ir por mejor camino que los ánimos de la redacción: «Acusaciones cruzadas. descalificaciones. Una hora de asamblea sin una sola propuesta constructiva . derrota por hastío», describe Arce.

Mientras esto sucede, la web del periódico nonato abre desde ayer con el titular de la noticia. En el ambiente de la asamblea, cuentan otras fuentes desde dentro, está «el ánimo de venganza , las ganas de que vengan ahora los sindicatos e investiguen a una empresa de 40 trabajadores sin contrato»; la rendición : «no hay nada que hacer», y un pequeño hilo de unos cuantos, «pocos» que intentan resucitar el proyecto «sin Teodulfos ni partidos políticos».