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José Iturmendi: «Ha habido abuso de prácticas clientelistas»

«No es aceptable recibir, como dijo en su día Carlos Berzosa, una Universidad Complutense saneada y dejarla en la ruina»

José Iturmendi: «Ha habido abuso de prácticas clientelistas» JOSÉ ALFONSO

MARÍA ISABEL SERRANO

José Iturmendi lleva la Complutense en las venas. Catedrático desde 1973, fue decano de Derecho durante 21 años. Ahora, incansable, defiende «una Universidad descentralizada, plural y al servicio de las personas», según su lema electoral. O este otro: «Juntos, hacemos más».

—Juntos, ¿y revueltos?

—Conmigo estará todo aquel que quiera recuperar la privilegiada posición que tenía la Complutense no hace mucho. Es necesario salir de la crisis y superar la incertidumbre y el desencanto en que nos ha sumido el equipo rectoral saliente.

—Feo lo pinta usted. ¿Tiene remedio la UCM?

—Sí lo tiene. La Universidad Complutense no va a desaparecer. Tengo confianza en que podré reorientarla y mucha esperanza en su grandeza. Recuperará su prestigio internacional.

—¿Está la Complutense en la «UVI»?

—Lo que está es en una situación de absoluta excepción en cuanto a la deuda, a la falta de desarrollo estatutario, abuso de prácticas clientelistas, no catalogación de plantillas...

—El agujero económico es, por lo visto, lo que trae de cabeza a todos los candidatos. ¿A usted le quita el sueño?

—Mi experiencia en temas de gestión es superior. Eso es cierto. Aunque solo sea por mis años de decano. Lo que yo pretendo es identificar el alcance de la deuda. Es que, mire usted, oscila entre los 120 y los 180 millones de euros. Además, gran parte de esa deuda se decidió sin cobertura presupuestaria. Un lío, vamos. Es insólito que una institución con tal volumen como la Complutense y con instrumentos suficientes, no se pueda regir con reglas que se aplican excepcionalmente.

—Uno de sus objetivos prioritarios es un Plan de Estabilidad, Ajuste y Sostenibilidad Presupuestaria. Cuente, cuente...

—Empezaré por decir que no resulta aceptable recibir, como dijo en su día el rector Berzosa, una universidad saneada económicamente y dejarla, tras dos mandatos, en la ruina. Hay crisis en la economía española, sí. Pero no hay que olvidar que la Universidad es una administración con ingresos estables y presupuestados. Ya lo he dicho: han sido la ineptitud en la gestión y el despilfarro las causas de la desgraciada situación financiera de esta institución de enseñanza superior.

—¿Hay tanto que ajustar y sostener?

—Para que este plan, pactado con la Comunidad de Madrid, sea eficaz hay que realizar una auditoria para saber cuál es el estado real de la Universidad. Por descontado, los datos se harán públicos a toda la comunidad universitaria. Qué duda cabe que hay que negociar un nuevo modelo de financiación con el Gobierno regional, así como un modelo de financiación interna de los centros que se ajuste, siempre, al modelo de financiación general de la Universidad.

—Por el tono de la entrevista deduzco que también se ve como el nuevo Rector.

—Naturalmente. Creo que puedo contribuir a que la Complutense cambie de rumbo.

—¿Qué es lo mejor del candidato Iturmendi ?

—No me gusta venderme, pero es evidente que tengo mucha experiencia. Represento el cambio que la mayoría de los miembros de la UCM quiere para nuestra Universidad.

—¿Qué ofrece al profesorado?

—Como digo en mi programa, ellos son la clave en la sociedad del conocimiento. Hay mucho que hacer pero destacaría dos cosas. Una, actualización de plantillas para adecuarlas a las nuevas exigencias y al espacio educativo europeo. Dos, convocatoria inmediata de cátedra que permitan el acceso de los profesores titulares acreditados.

—¿Y al alumnado?

—Ellos, que son la razón de ser de la Universidad, necesitan que mejoremos los servicios de acogida, orientación y apoyo tanto en el ámbito académico como en su acceso al mundo laboral. Me gustaría, además, promover un año de prácticas tras finalizar los estudios.

—Nos queda el PAS...

—El personal de administración y servicios necesita contar con una nueva relación de puestos de trabajo. Habría que regularizar los contratos precarios y asegurarse que los puestos de mayor responsabilidad están ocupados por los más preparados.

— Yo, a usted, le he escuchado mucho hablar de opacidad. ¿Un Rector nunca debe mentir?

—No debe. Lo malo es que esta sociedad tiene muchos mentirosos y les va muy bien.

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