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Los manejos de la negociación con ETA

ABC adelanta el capítulo de las memorias de Carlos Iturgaiz, en las que se desvelan las maniobras que rodearon la negociación de Zapatero con los terroristas en 2005 y 2006

Los manejos de la negociación con ETA telepress

chelo aparicio

Jaime Mayor Oreja y Carlos Iturgaiz se encuentran en Bruselas. El Partido Socialista aprueba en el Congreso de los Diputados la Resolución del Congreso (mayo de 2005) que le autoriza a abrir conversaciones con ETA , aprobada por todos los grupos de la Cámara, salvo por el PP, con el reclamo de que —esa sí— iba a ser la vez en la que llegara la paz. Era el momento del final de ETA, decían, y había que apoyar al Gobierno de Zapatero. «Los discursos del PSOE -recuerda Iturgaiz- son ya diametralmente opuestos a los que manteníamos años atrás. Habían comenzado a cambiar a partir de 2001, y de forma explícita, cuando pierden las tesis de Nicolás Redondo Terreros en el congreso socialista de 2002. Para entonces —lo supimos después— el presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, ya había iniciado sus conversaciones políticas con Batasuna en el diseño de un nuevo formato que combinaba negociación política con final de ETA. Ese diálogo fue avalado poco después por el PSOE y por el Gobierno de Zapatero».

Pues bien, lo que había sido un convencimiento común, una convicción profunda de lo que había pasado, se desbarató por los aires. Y en Europa se vislumbraba una confusión similar. Se abrieron las dudas en el propio Grupo Popular, en los países nórdicos y en los del Este, y preguntaban insistentemente si eso (lo del diálogo de Zapatero) no iba a ser en verdad el final. «Jaime Mayor Oreja \[continúa Iturgaiz\] explicó desde el primer momento que estábamos en plena negociación política con ETA . Que la banda quería las dos cosas: negociación política e internacionalizar el «conflicto», y que el Gobierno le estaba haciendo el caldo gordo a ETA al llevar al Parlamento Europeo una resolución que quebraba el principio de unidad entre los dos grandes partidos nacionales, a donde habíamos ido siempre juntos. Jamás se había dado un desmarque de uno u otro, las condenas y las declaraciones habían sido unánimes en la cámara europea».

Desde el primer momento, Jaime Mayor recorrió los despachos para explicar a los diputados, no sólo del Grupo Popular Europeo, sino también a los liberales, socialistas, comunistas y no inscritos, lo que estaba en juego para tratar de evitar el respaldo a la resolución que facultaba al diálogo con la banda. Iturgaiz recuerda de forma nítida los pasos que se dieron: «Recuerdo que en aquellos días, la eurodiputada Rosa Díez, que se manifestaba totalmente en contra de la Resolución , de la iniciativa de diálogo del Gobierno socialista, no quiso votar. Yo me sentí defraudado, porque esperaba que hubiera votado con nosotros. Otro eurodiputado socialista español nos confesó que él tenía que votar lo que votaba su grupo , porque se jugaba los garbanzos, pero que no estaba de acuerdo. Estábamos en vísperas de una nueva campaña europea. Pero me di cuenta de que fuese cual fuese el resultado de la votación en Bruselas, ETA ya había ganado la partida. Los exteriores del Parlamento Europeo estaban tomados por su gente, con pancartas, banderas y carteles a favor de los presos. Allí se manifestaron el día de la votación. Más terrible aún fue ver en la tribuna de invitados a Usabiaga, secretario general de LAB, junto a otros nacionalistas que se pasearon eufóricos por los pasillos porque creían que su propuesta de negociación con la banda llegaba a Bruselas y se reconocía que había un «conflicto». Creían que el Parlamento iba a dar la bofetada al PP y a las tesis que había defendido siempre».

La votación en Europa

En aquellos días, Radio Euskadi preguntó en directo a Carlos Iturgaiz por el debate y el periodista Xabier Lapitz hizo una apuesta con el eurodiputado popular. Lapitz apostaba por que el Gobierno socialista ganaba la votación e Iturgaiz porque eso no iba a ser así. Al final, quedó en tablas. Es verdad que los populares perdieron la votación por diez votos, pero al hacerlo en una cámara de 750 parlamentarios, la cosa quedó en un empate técnico, y perdió el alcance pretendido. Se instaló de pronto una súbita ceguera. Dos días antes de la votación en Estrasburgo, E TA había robado en un almacén de Francia abundante armamento y explosivos . Carlos no podía sino recordar los explosivos que había robado ETA en Francia en la tregua de Lizarra, algunos de ellos llenaron el coche bomba que acabó con la vida de Fernando Buesa. Era un déjà vu. «Mientras se ponían en tregua, se rearmaban y se reorganizaban, y entonces emplazaban a los nacionalistas para que les echaran un “flotador”. Porque tampoco dejaban de extorsionar a los empresarios en tiempos de tregua. Eso les servía para recomponer sus finanzas. Como en 2006».

Después de tantos muertos, de tanta lucha, de los éxitos en el pacto antiterrorista, del acuerdo entre PSOE y PP para la Ley de Partidos, de la ilegalización de Batasuna, para Carlos Iturgaiz supuso un serio revés observar de nuevo a la ilegalizada Batasuna en la tribuna de invitados. ETA había vuelto a conseguir dividir a los españoles . Era el 25 de octubre de 2006. Dos meses después, ETA hacía estallar su nuevo «proceso» en la Terminal 4 de Barajas, asesinando a dos trabajadores inmigrantes que dormían en el aparcamiento. La confusión continuó en los despachos europeos después de la votación. Algunos mostraron a los eurodiputados populares españoles que se habían sentido engañados por la expectativa del final del terrorismo. Paradójicamente fue ETA quien salvó al Gobierno del embrollo al no aceptar los documentos firmados por PSOE, PNV y la ilegalizada Batasuna en las conversaciones de Loiola (2006), que continuaron después del atentado de la T-4. A la banda terrorista le pareció poco. En la mesa de Loiola se plantearon contrapartidas políticas respecto a la constitución de un ente político que agrupara transitoriamente Navarra y el País Vasco y la ulterior realización de una consulta política.

«Cuando se oye -continúa Iturgaiz- después de aquello decir a algunos socialistas que “la prueba de que no negociamos políticamente es que ETA rompió la tregua ” me parece increíble. Están publicados los testimonios de los protagonistas, el acuerdo entre socialistas y Batasuna —el PNV era un convidado de piedra— para formar una nueva estructura política en el País Vasco. Otros socialistas se dieron cuenta a posteriori de que aquel fue el mayor de sus fracasos en el Parlamento Europeo. Lo reconocen en privado. Jamás tenían que haber llevado la Resolución al Parlamento europeo. ETA, dicen, se la jugó».

«Desde luego, yo me sentí engañado por el Gobierno en 2006. Una vez más, no tenían voluntad de acabar con ETA sino de negociar con ella la presencia de su brazo político en los ayuntamientos vascos (2007) Aquello fue un “arreglo” entre bastidores entre el Gobierno y Batasuna para el que se usó a la propia Fiscalía y a algunos miembros de la judicatura. Esa es mi impresión. Cuando comenzó la negociación de Zapatero había cosas que avalaban la idea preconcebida por nosotros —negada por todos ellos entonces— de una negociación política. El parlamentario vasco del PP Carlos Urquijo defendió en la Cámara de Vitoria una proposición de ley que instaba al Gobierno central a disolver los ayuntamientos vascos gobernados por ANV.

El Faisán y la T-4

Y el PSE/PSOE votó no ; ni siquiera se abstuvo. Votaron que no porque dijeron que no había que poner vallas al campo sino buscar salidas para ese mundo. Por eso, cuando a Jaime Mayor le dicen "deme pruebas", es claro que él tampoco tenía pruebas cuando la tregua-trampa de 1998, que escandalizó a tantos, y luego fue reconocido por todos. Hasta ahora ha acertado siempre. Lo triste es que algunos en el partido den más credibilidad al que no quiere ahora dar mucha información sobre el caso Faisán [presunto chivatazo policial a un miembro de ETA en pleno proceso de 2006] que al que siempre ha dicho la verdad. Será su verdad, sí, pero hasta ahora, los hechos siempre le dieron la razón».

Pero cuando dice que «ETA y Zapatero son aliados potenciales» , apunta al hecho de que el presidente español se agarra al final de ETA como algo para apuntarse algún triunfo, ante su fracaso en la imagen del país, la falta de éxito en la economía, el paro descontrolado y el declive de España. Y luego, al hecho de que pese a la T-4 ha mantenido abierta la puerta a las negociaciones, no ha anulado la Resolución del Congreso, y permiten a Eguiguren que siga con sus contactos y declaraciones defendiendo una nueva fase que no quiere decir más que una nueva negociación.

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