El Govern cede a Artur Mas el protagonismo en Sucesiones

En realidad, todo el «affaire» sobre el recorte —¿parcial, total?— del impuesto de sucesiones se debe a una cuestión de protagonismo. La del presidente Artur Mas, quien desde un primer momento estaba llamado a anunciar la letra pequeña de una supresión que nunca llegará aplicarse al cien por ciento —las comunidades de Madrid y Valencia mantienen el tributo en los legados entre tios y sobrinos— y así lo advirtió el líder nacionalista en la campaña de las elecciones autonómicas. Ocurre, no obstante, que en el programa de CiU figuraba el compromiso de «suprimir el impuesto sobre sucesiones y donaciones con carácter immediato».

El primero en anunciar que esa eliminación se efectuaría antes de las elecciones municipales fue el secretario general de CiU, Josep Duran Lleida. Seguirían otros dirigentes de la federación, hasta que el secretario de Govern, Germà Gordó, desveló que la supresión sólo se aplicará en primer y segundo grado de parentesco. En Presidencia no ha sentado bien que Gordó se adelantara, pues es el propio Mas quien debía concretar la reforma. Por ello, el secretario de Presidencia, Francesc Homs, se negó a precisar los detalles de esa rebaja, aunque sí dio por zanjadas las diferencias entre CDC y UDC, formación que exige la supresión total del impuesto y que, a través de Duran, admitió fallos de comunicación sobre el asunto.

El «president» avanzó ayer que la supresión se hará tramos en los próximos cuatro años pues, recordó, la eliminación de Sucesiones es una promesa de legislatura. La portavoz adjunta del PSC, Laia Bonet, cree que Sucesiones ha evidenciado una «rivalidad camuflada» entre Mas y Duran, mientras que el portavoz del PPC, Enric Millo, propone que la federación dé libertad de voto a sus diputados cuando se debata en el Parlament la propuesta del PP para suprimir este tributo junto al de Donaciones.