Hazte premium Hazte premium

Del «Nuclear, NO gracias» al «Nuclear, SÍ... pero...»

A pesar de lo excepcional de la situación vivida en Japón, en el mundo se ha reabierto el debate sobre la conveniencia de mantener con vida las centrales nucleares

Del «Nuclear, NO gracias» al «Nuclear, SÍ... pero...» ÓSCAR T. PÉREZ

maría jesús pérez

«La energía nuclear es hoy insustituible en España». Una afirmación contundente y rotunda acerca de una energía largamente criticada y cuestionada por unos, y defendida y alabada por otros. Una frase que la lógica histórica la situaría entre los miembros de la faz política del entorno del líder de la oposición, Mariano Rajoy, pero que, en este caso, no es así. De hecho, fue un sorprendente guiño al sector lanzado por el aún hoy ministro de Industria, Miguel Sebastián, en junio de 2009, al ser preguntado por el PP sobre el futuro de la central de Garoña. Casi dos años después, y con la central burgalesa a las puertas del cierre —a menos que lo eviten los populares si llegan al poder, en 2013 apagará obligatoriamente, y por decreto, su reactor de 460 MW de potencia instalada—, el debate del «nuclear SÍ; nuclear, NO» ha vuelto a la plena actualidad de los medios tras el desgraciado accidente, por motivos naturales, de la central nuclear japonesa de Fukushima.

El suceso ocurrido en Japón es poco posible pero probable por estadística

Y mientras en Japón se ven obligados a contar sus muertos, buscar supervivientes entre los escombros y tratar de evitar que se descontrole completamente la situación en Fukushima —lugar de la explosión nuclear— los líderes europeos se dedican a lanzar alarmistas declaraciones sobre la urgente necesidad de reforzar la seguridad en las centrales o, incluso, cerrar éstas. Es más, ha habido incluso quien, como el comisario europeo de Industria, Günther Oettinger, habló, muy desafortunadamente, de «apocalipsis», debido a que sus declaraciones llevó al inmediato desplome de las bolsas. Una afirmación además calificada por muchos de ilógica por tener escaso fundamento, y por reabrir un debate completamente sesgado, y de un alarmismo completamente innecesario.

Partiendo de la base de que el suceso que ha tenido lugar en Japón es un evento estadísticamente probable pero poco posible, han de ponerse en la balanza los pros y los contras de cualquier cuestión nuclear en un entorno de razonable normalidad, con independencia, eso sí, de que se contemplen también las situaciones más extremas. Argumentan los expertos que legislar en caliente no es nada recomendable, y que en un entorno de situación dramática y extrema las propuestas se suelen salir de madre. De hecho, la primera reacción, la de la canciller Angela Merkel, fue el detonante de la ristra de reacciones posteriores. Entre ellas, la de los políticos españoles. Cómo no, los intereses políticos electorales, siempre de fondo.

Del alarmismo de Merkel

De hecho, Merkel, ante los decisivos comicios regionales de los dos próximos fines de semana en tres Estados federados, defendía el pasado jueves en el Parlamento germano la legalidad de la moratoria a la ley de prolongación de la vida de las centrales nucleares y la orden de clausura de las siete plantas más viejas del país, así como un abandono «medido» de la energía atómica y una clara apuesta por las renovables. Además insistía en su intención de fomentar el debate sobre la seguridad nuclear en el seno de la Unión Europea y se congratulaba de la iniciativa de Bruselas de realizar pruebas de estrés a todas las centrales continentales. Según la canciller, ese asunto será prioritario en la próxima cumbre europea de los días 24 y 25.

Pese a todo, Merkel sigue defendiendo el uso de la energía nuclear pero como «tecnología puente» hacia el desarrollo de las energías alternativas.

..a la doble moral española

Mientras, en España, la reacción de los políticos no se ha hecho esperar. En concreto, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, también con unas elecciones municipales en ciernes, y en su ya habitual doble «verbo» caza votos, ha subrayado, por un lado, que las centrales nucleares españolas están sometidas ya a «rigurosos exámenes de sus condiciones de seguridad», de su estado y de la «calidad de su funcionamiento», pero, por otro lado, ha adelantado que no descarta hacer alguna «exigencia más» a alguna de ellas «ante hipotéticos riesgos» si así lo aconsejan los nuevos exámenes.

Cofrentes deberá superar un nuevo examen del Consejo de Seguridad Nuclear

Pues bien, esta misma semana, y en esa doblez de postura pro o contra nuclear, se producían dos noticias recurrentes. La primera, el martes pasado, 15 de marzo. El Congreso de los Diputados aprobaba incrementar a 1.200 millones de euros la responsabilidad por los accidentes nucleares y, lo más destacado y novedoso, hacer responsable de esa indemnización a los titulares de las instalaciones, una noticia que ha pasado por los medios de puntillas. Ambos puntos constituyen la columna vertebral del proyecto de ley sobre responsabilidad civil por daños nucleares o productos materiales radiactivos, aprobado por la Comisión de Industria, Turismo y Comercio, que tiene competencia legislativa plena. El objetivo principal de este texto, que será remitido ahora al Senado, es, por tanto, regular la responsabilidad civil nuclear de conformidad con los Convenios internacionales de París y Bruselas, suscritos por España.

La segunda noticia, un día despues. La central nuclear de Cofrentes (desde 1984 en servicio, ver cuadro adjunto) obtenía la autorización del Gobierno para funcionar hasta el 20 de marzo de 2021, si bien se le ponía un «pero»: superar un nuevo «examen» del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). Si bien la condición fue impuesta por el Ejecutivo español después del riesgo de desastre nuclear existente en Japón tras el temible terremoto de hace dos viernes.

Nuclear... ¿sí o no?

Entonces, ¿a qué atenernos? España ha pasado del ya famoso «Nuclear, NO gracias», al «Nuclear, SÍ por favor» o ¿nos hemos quedado en el «Nuclear, SÍ, pero...»? Sobre la crisis nuclear en Japón, Rodríguez Zapatero dijo que «la prioridad ahora no es sacar conclusiones o ver cómo puede afectar España la alerta nuclear, sino ayudar a Japón y a su pueblo que está sufriendo las consecuencias de un terrible terremoto y un posterior tsunami». Bueno, bien, pero ¿y en España, qué? ¿Hay riesgo nuclear en caso de un drama similar al que vive el pueblo nipón? ¿Gozamos de un parque de centrales nucleares seguro? Para el presidente, ante tanta insistencia ciudadana dijo que «seguramente la capacidad de las centrales nucleares para reaccionar ante una falta de suministro eléctrico y generar mecanismos propios para enfriar sus reactores es la gran cuestión sobre la que trabaja la comunidad científica nuclear».

Dos tipos de hándicaps

Ante la falta de posicionamiento claro del presidente, los expertos salen en defensa del sector y, si bien hablan de que la seguridad de las centrales nucleares españolas está fuera de duda, advierten de que dos siguen siendo los hándicaps principales de este tipo de generación eléctrica: el elevado coste de instalación y la eliminación de los desechos.

Y es que la inversión en nuevos reactores nucleares resulta aún extraordinariamente elevada y además se extiende a lo largo del tiempo. Se habla de al menos diez años entre localización, permisos, construcción y puesta en marcha.

La inversión en nuevos reactores es aún muy elevada y tarda mucho tiempo

Sin embargo, tal y como constata la historia, la activación y el mantenimiento posterior de una infraestructura de este tipo va acompañada de elevados requerimientos de mano de obra y capital que se traducen en una enorme actividad laboral en su zona de influencia, lo que, dicen, podría ser considerada como una cierta compensación indirecta de los riesgos que sus habitantes podrían asumir. Respecto a la basura nuclear, los expertos del sector apuntan que su importancia relativa ha ido menguando en la medida en que ha aumentado el grado de reutilización, mientras paralelamente se aumentaba su nivel de seguridad, tanto en los mecanismos de transporte como en el almacenamiento de los residuos.

Argumentos a favor

Para Faes, «la generación de electricidad con energía nuclear es económicamente competitiva, y más si se tienen en cuenta todos los costes medioambientales y que los combustibles fósiles tenderán a encarecerse en el medio y largo plazo». Si bien en el mercado existe cierta incertidumbre acerca de los costes de inversión en nuevas centrales, lo previsible es que a medida que se vayan construyendo más unidades, no sólo se pueden asegurar los presupuestos iniciales, sino que el proceso de aprendizaje permitirá reducir los plazos de construcción y, por tanto, los costes. Exactamente lo que ocurrió en las anteriores generaciones de centrales. «Conviene recordar —dicen desde Faes— que la tecnología nuclear tiene un fuerte efecto industrializador y requiere de mano de obra con elevada cualificación, tanto durante la construcción como de forma permanentedurante su vida operativa».

Y mientras el mundo sigue con su debate alarmista sobre la conveniencia o no de alargar la vida de la energía nuclear, en nuestro país vecino, Francia, la apuesta es claramente a favor desde hace décadas. De hecho, es ya el segundo país del mundo por potencia nuclear instalada.

La crisis del 73 motivó a Francia a hacer una apuesta decidida por la nuclear

A raíz de la crisis de 1973 —que originó una determinante escasez de petróleo y el encarecimiento de todos los productos derivados—, el Gobierno galo hizo una apuesta decidida por la energía nuclear. Esta decisión ha llevado a abrir en el país una veintena de centrales que suman un total de 58 reactores, que producen un total de 430.000 millones de kilovatios/hora cada año. Es el 75% de la electricidad que consumen sus ciudadanos, lo que le deja como el país más dependiente de las centrales.

Y la tendencia del Gobierno actual sigue siendo la misma que la de todos los gobiernos que se han sucedido en París en las últimas tres décadas. Seguir respaldando la energía nuclear. De hecho, en estos momentos están en proyecto las primeras centrales de tercera generación.

Francia, ¿ejemplo a seguir?

¿Deberían seguir otros países el ejemplo francés? En España, los ocho reactores operativos producen el 18,3% de la electricidad, casi una quinta parte de la electricidad que se consume en el país, con sólo el 8,1% de potencia instalada. ¿Qué hacer? ¿Construir más; ampliar potencia instalada; ampliar la vida útil de las centrales; o, apostar por las renovables?

«La energía nuclear no es la única solución, pero es parte de la respuesta»

Desde el Foro Nuclear español lo aclaran: «La energía nuclear no es la única solución, pero es parte de la respuesta a los retos energéticos y medioambientales a los que nos enfrentamos. Necesitamos seguir contando con la aportación nuclear de los ocho reactores nucleares españoles y construir nuevas centrales. De hecho, la planificación energética a 2035 en España debe contemplar un mix eléctrico competitivo y sostenible. La nuclear tendrá que participar en el horizonte 2035 con un 21% de la producción eléctrica y el 35% deberá ser renovable, a no ser que la captura y almacenamiento de CO2 para las centrales de carbón no esté disponible, por lo que la aportación nuclear debería incrementarse hasta un 30%».

El nuclear «NO», pues, ha dejado de ser una opción. Por más que muchos enciendan ahora las señales de alarma, la nuclear es SÍ, aunque con algún «PERO».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación