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«No existimos para ser abanderados de nada»

Manel, grupo revelación del pop catalán, publica su segundo disco, «10 milles per veure una bona armadura»

«No existimos para ser abanderados de nada» EFE/MARTA PÉREZ

DAVID MORÁN

Todo cambió, o eso parece, el día que a los barceloneses Manel se les ocurrió aceptar un encargo para versionar el “Common People” de Pulp y se convirtieron de la noche a la mañana en representantes del éxito sin estridencias, de la normalidad elevada a la categoría de arte. El triunfo de la sencillez, vehiculado a través de unos versos que parecían explicar a la perfección el más reciente fenómeno del pop cantado en catalán. “ Lo único que podemos controlar es que las canciones nos gusten a nosotros”, sentencia Guillem Gisbert, cantante de una banda que pasó de tocar en el minúsculo Heliogàbal del barrio de Gràcia de Barcelona a llenar dos veces el Palau de la Música y, ya puestos, a convertirse en lo que muchos ven como la salvación del pop cantado en catalán.

Poco antes, la banda que completan Roger Padilla (guitarra), Martí Maymó (bajo) y Arnau Vallvé (batería) ya había despachado más de 36.000 copias –toda una proeza en estos tiempos que corren- de su debut, “Els millors professors europeus” (2008), y había paseado triunfal por escenarios catalanes, madrileños e incluso ingleses. La normalidad, en efecto, no es esto, y quizá por eso mismo la edición de su segundo trabajo, “10 milles per veure una bona armadura” (Discmedi-Warner) se ha convertido en el fenómeno de la temporada musical en Cataluña.

De ahí que, acaso con intención de amortiguar el impacto, la propia banda juegue al noble arte de restar trasdencencia a todo cuanto les rodea. “Esto se trata de hacer canciones y hacer discos: no hay nada más”, señala Gisbert. Y lo que dice resume prácticamente a la perfección lo que piensa la banda sobre su condición de mascarón de proa del pop catalán despolitizado, artesanal y cualquier posible calificativo que se les ocurra. “ No existimos para ser abanderados de nada. Si no hubiésemos existido, todos los que grupos que hay seguirían sonando”, subraya Maymó. “ A mí me da un poco de vergüenza ver cómo nos intentan poner por delante de grupos que llevan mucho más tiempo que nosotros. Simplemente, no me lo creo”, añade Gisbert.

No hay duda, sin embargo, de que los barceloneses son la banda del momento. Tanto es así que la gira de presentación de su segundo disco, que arranca el 26 de marzo en Reus, ya cuenta con cuatro fechas programadas en el Teatre Romea de Barcelona los días 18, 19, 21 y 22 de abril y anuncia escapadas a Sevilla (15 de abril) y Madrid (16 de mayo). Y todo para dar a conocer un disco que sigue acurrucándose junto al brasero del pop y el folk y cruza sin demasiados remilgos a Sisa con Sufjan Stevens. “No creo que la ambición dependa de quién escuchará el disco; simplemente lo hemos intentado hacer lo mejor que hemos podido, que es lo mismo que hicimos con el primer disco” , apunta Gisbert.

Aún así, “10 milles per veure una bona armadura”, con esos arreglos más cuidados y elaborados, esas canciones que navegan entre los vapores domésticos y las melodías como de andar por casa, y unas letras cuidadas hasta el último detalle y en las que lo narrativos se acaba imponiendo al estribillo fácil, sí que parece llevar a los barceloneses un paso más allá de “Els millors professors europeus”. O quizá no, a juzgar por lo que dicen sus responsables. “No hemos aprendido demasiado entre un disco y otro; no nos ha dado tiempo” , asegura Padilla.

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