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Amigos de Austin vuelan a EE.UU. para su entierro

La ceremonia será el domingo, 22 de marzo. El cadáver será repatriado en los próximos días

DE SAN BERNARDO

MAHOMED SAIGG

Dos amigos del estudiante estadounidense Austin Taylor Bice, de 22 años, que murió tras caerse a las aguas del río Manzanares, se marchan a EE.UU. para estar en el entierro del joven. Son Mickel y Kiara Costa, que compartían piso con Austin en Madrid desde enero, mes en el que el fallecido empezó a estudiar en la Universidad Carlos III de Madrid. Estos dos compañeros van a representar a los demás amigos que no podrán irse a la ciudad de Carlsbad (California). La ceremonia será el domingo, día 20 de marzo.

Ya no queda ningún familiar en España del estudiante norteamericano que estuvo desparecido diez días. Al igual que el padre de Austin, Larry Bice, el primo y el cuñado del cabeza de familia, que también vinieron a España para ayudar en las tareas de búsqueda, ya volvieron a su país. El cadáver, todavía, sigue en el Instituto Anatómico Forense de Madrid y será repatriado en los próximos días.

El resultado preliminar de la autopsia confirmó la muerte por ahogamiento, ya que no se encontraron señales de violencia en el cuerpo del joven. El resultado final estará listo en un par de semanas. Será con éste con el que se comprobará si Austin había consumido drogas en la noche en que cayó al río, y también la cantidad de alcohol que había en su organismo.

El cuerpo de Austin Taylor fue hallado el 8 de marzo, ahogado y atrapado junto a la margen derecha del Manzanares. Lo encontraron varios agentes de la Policía Nacional que investigaban el caso. Él estaba a apenas 400 metros de la entrada de la sala La Riviera, donde se le vio por última vez a la una de la madrugada del 26 de febrero.

Bice había ido a la discoteca junto a un grupo de amigos para divertirse, pero se le prohibió la entrada en la sala porque, supuestamente, iba bebido. "En verdad, estaba un poco borracho", confirmó a ABC uno de sus amigos. Sin poder entrar, Austin se despidió del grupo y les dijo que iba a volver a su casa, pero esto no ocurrió. Pasaron diez días sin noticias del paradero del estudiante hasta que se halló el cuerpo.

En su ausencia, pusieron en marcha una campaña que se extendió por todo Madrid en busca de informaciones que pudieran llevarles hasta Austin. Carteles con fotos del joven fueron desplegadas por todas partes. Pero eso de nada sirvió. Ahora, en el lugar donde murió, velas y flores han sido puestas en su memoria. Acababa así, el sueño español del joven que pasó tres años ahorrando para conseguir vivir en Madrid.

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