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Europa hablará con los anti-Gadafi pero no atacará

Los Veintisiete supeditan cualquier posibilidad de una intervención armada en Libia al respaldo expreso y participación de la Liga Árabe

LUIS DE VEGA

ENRIQUE SERBETO

La Unión Europea está de Acuerdo en que Muamar Gadafi debe abandonar el poder y ha decidido considerar como «interlocutor político» al Consejo Nacional de Transición que se ha proclamado en Bengasi. En momentos en los que los rebeldes tienen graves problemas para resistir la contraofensiva del régimen, el acuerdo de los Veintisiete es un magro consuelo, que se ha tomado según la expresión del presidente francés Nicolás Sarkozy para «evitar la somalización» del país, pero que está lejos de contribuir a limitar la superioridad militar del dictador.

Cualquier posibilidad de una intervención europea, como la zona de exclusión aérea, sigue supeditada al respaldo expreso de la Liga Árabe. La canciller alemana, Angela Merkel, ha querido subrayar que en ese caso no solo sería necesaria la aprobación política de esta organización sino incluso «la participación» de militares y aviones de los países árabes en las operaciones sobre el territorio libio.

Los representantes diplomáticos de los grandes países europeos y de la propia Unión lo explicaban en varias lenguas pero con un argumento invariable: «No queremos que la opinión pública árabe nos señale como invasores o como una fuerza de ocupación con intereses petroleros. Está en juego el éxito de los procesos democráticos en Túnez o Egipto». Hasta Francia descarta, como dijo Sarkozy, «una opción militar masiva» y la idea de eventuales «ataques puntuales» de la que se habló el jueves «solo podría ser en apoyo de operaciones humanitarias».

Cumbre tripartita La Liga Árabe se reúne hoy en El Cairo y las perspectivas de que los contactos de la Alta Representante Catherine Aston con esta organización hayan preparado la vía para un acuerdo sobre la imposición de una zona de exclusión aérea son todavía escasas, puesto que Siria y Argelia se oponen firmemente a que fuerzas extranjeras intervengan en Libia bajo cualquier modalidad. Por ello Ashton tendrá que viajar el domingo a El Cairo para convocar una cumbre tripartita entre la Liga Árabe, la Unión Africana y la Unión Europea que ha propuesto el presidente francés en la reunión con el apoyo de España.

Entre la reunión extraordinaria de ayer del Consejo Europeo y la celebración de esta hipotética cumbre tripartita, los esfuerzos diplomáticos van a jugar todas sus posibilidades de cambiar la tendencia del conflicto en Libia. Para Gadafi la presión ha subido apenas un peldaño cuando los jefes de Estado y Gobierno europeos «dan la bienvenida a la decisión de la ONU de trasladar el caso de Libia al Tribunal Penal Internacional», pero en términos militares, el único resquicio teórico que mantienen los europeos es una posible reacción en caso de que la represión de los partidarios de Gadafi se hiciera intolerable.

«Para proteger a la población —se dice en el comunicado final— los Estados miembros examinarán todas las opciones, a condición de que exista una necesidad demostrada, una base legal clara y el apoyo de la región», que es la fórmula que se repite insistentemente desde el comienzo del conflicto, tanto en la Unión Europea como en la OTAN.

Migs y Mirages

El presidente francés lo planteó de forma gráfica de la siguiente manera: «¿qué pasaría si la población civil es atacada con aviones? ¿Debemos quedarnos viendo las imágenes o reaccionar?». Curiosamente, en esta frase el presidente francés mencionó en concreto a «los aviones Mig» libios, de modo que quedaba claro que quería excluir del debate a los Mirage de fabricación francesa de los que también están dotados los pilotos que siguen apoyando a Gadafi.

Para París, el objetivo es recuperar a toda costa su posición dominante, después de haberse quedado con el paso cambiado en la revolución tunecina. Por ello, Francia hubiese querido que la UE reconociese diplomáticamente al «consejo nacional de transición (en minúsculas en la declaración final) basado en Bengasi» pero solo ha logrado que se lo considere como «interlocutor político» lo que para el presidente francés es suficiente para justificar el que él sí le haya atribuido la condición de representantes legítimos del pueblo libio, mientras otros países «esperan que su composición se estabilice».

Juegos de intereses Países como España están cómodos con la declaración puesto que ya se habían reunido con los rebeldes en territorio libio, pero para Alemania, sin embargo, este reconocimiento significa, según explicó Merkel que pueden hablar con ellos —aunque no está previsto por el momento— «pero también con otros grupos» que pudieran constituirse en estos momentos de confusión. Más eficaz que la de Francia ha sido la gestión de Bélgica, que seguramente espera rentabilizar con buenas relaciones con las futuras autoridades del país petrolero. Fue el ex ministro de Exteriores y ex comisario europeo Luis Michel quien trajo a Estrasburgo a los representantes de los sublevados libios que están en Europa, utilizando la cobertura del grupo liberal —dirigido por el ex primer ministro belga Guy Verhofstadt— y el actual primer ministro en funciones, Yves Leterme, los recibió el jueves, justo después de que salieran del Elíseo en París.

A nadie le ha extrañado que el presidente del Consejo Europeo, el también belga Herman Van Rompuy, se reuniera también con esta delegación a la que ha considerado como «digna de confianza» que «ha tomado una decisión en la que se juegan la vida».

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