Hazte premium Hazte premium

Los dos tesoros de Yasuní

En la superficie, la Amazonía ecuatoriana es el área con mayor biodiversidad de Suramérica, en el subsuelo esconde una inmensa bolsa de petróleo

Los dos tesoros de Yasuní PILAR ARCOS

FERNANDO PASTRANO

Los ríos, grandes o pequeños, caudalosos o pobres, son las únicas vías de comunicación en los ecosistemas de bosque húmedo. Las carreteras casi no existen y los caminos se borran en la selva con la misma facilidad que la huella de una pisada en la playa. Los cursos fluviales forman una maraña, una red que va de menor a mayor. Aquí, en tierras ecuatorianas muy cerca de la frontera con el Perú, el río Napo es el rey. Recibe aguas del Curaray, éste del Cononaco, que a su vez se nutre con el Shiripuno. El Napo, que da nombre a una provincia, nace al pie del volcán Cotopaxi y fue con sus 1.800 km. La «carretera» por la que Francisco de Orellana alcanzó y descubrió en 1542 la gran «autopista» del Amazonas. Es también la arteria principal del Parque Nacional Yasuní, base de la vida en la Amazonía ecuatoriana.

El viaje lo hemos iniciado en Quito, a doscientos y pico kilómetros, y parece mentira que en tan poco recorrido el paisaje haya cambiado tan radicalmente.

Hace tiempo que dejamos la localidad de Tena y por un camino de tierra atravesamos varias aldeas en las que indefectiblemente nos pararán los indígenas para cobrarnos un peaje arbitrario pero necesario si queremos continuar nuestro camino sin sobresaltos. Por las buenas son muy buenos, pero si se les contraría... Aquí rigen otras leyes, las de la Pachamama (Madre Tierra). La mayoría de las ocasiones basta con dar al improvisado recaudador de 5 a 10 dólares, mejor en billetes de a uno pues muchos de ellos no saben diferenciarlo y prefieren 5 billetes de un dólar que uno de diez o veinte.

Según nos vamos introduciendo en la Amazonía, la vegetación se hace más densa, aunque en algunas zonas es evidente cierta deforestación. En los caminos principales no es difícil cruzarse con máquinas que ensanchan la ruta para dejar paso a los camiones de mantenimiento de los oleoductos del SOTE (Sistema de Oleoducto Transecuatoriano). Las tuberías por las que fluye el petróleo de los campos ITT (Ishipingo, Tambococha y Tiputini) se extienden por un territorio de 267 km² en las provincias de Napo y Orellana. Según han denunciado en varias ocasiones diversas asociaciones ecologistas, el inadecuado mantenimiento de esos conductos expuestos a la dura climatología ha provocado frecuentes vertidos de crudo que contaminan cada vez más el corazón de la selva.

Aquí está el Parque Nacional Yasuní, que con sus 9.820 km² es el área protegida más grande del Ecuador continental . Una maravilla de la naturaleza que hace más de un millón de años se formó en el llamado Refugio del Pleistoceno Napo, un espacio de vida moldeado durante los cambios climáticos del período cuaternario. Paraíso sobre la tierra y tesoro escondido bajo ella, pues en su subsuelo se calcula que conserva el equivalente a 900 millones de barriles de petróleo. El problema está servido, ¿qué hacer? ¿explotar sus recursos, o mantener el paraíso intacto?

Y como a grandes males solo cabe la posibilidad de grandes remedios, el gobierno ecuatoriano ha lanzado la Iniciativa ITT-Yasuní, un novedoso plan para no extraer el petróleo a cambio de una compensación económica que se invertiría en el desarrollo de energías renovables y proyectos sociales. La idea es sencilla de enunciar pero muy difícil de llevar a la práctica: Ecuador se compromete a no explotar el 20% de las reservas de petróleo cuya existencia está probada, y en contrapartida la comunidad internacional debería de contribuir con al menos el equivalente al 50% de esos recursos a los que se ha renunciado, es decir, 3.600 millones de dólares.

Y en eso llegó la crisis. No sólo la crisis económica internacional, sino la que viven actualmente los países musulmanes y que estalló en enero en Túnez.

Los disturbios en varios de los países productores de petróleo, especialmente en Libia, han causado una disminución en la extracción de crudo que de continuar obligaría a aumentar la producción en otros yacimientos del planeta y daría al traste con las aspiraciones ecuatorianas de cerrar los pozos de Yasuní. Los disturbios del norte de África han sorprendido a la ministra ecuatoriana de Patrimonio, María Fernanda Espinosa, en plena campaña internacional para sacar adelante el proyecto. Entre las contribuciones ya concretadas destacan los 35 millones de dólares aportados por Italia y 1,34 por España , pero faltan por concluir las negociaciones, ahora estancadas, con los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Turquía y Egipto. El presidente Rafael Correa ha anunciado que el próximo mes de diciembre su gobierno tomará una decisión al respecto y que si entonces no se han logrado las aportaciones necesarias de la comunidad internacional, se pasará al llamado «plan B»: la explotación de la reserva petrolera de Yasuní.

Conocida como el «Océano Verde», la Amazonía es una región de América del Sur repartida entre nueve países (Brasil, Perú, Colombia, Bolivia, Ecuador, Guyana, Venezuela, Surinam y la Guayana Francesa). Con una extensión de más de 7 millones de km² (¡catorce Españas!), estas tierras salvajes representan el 54% de la totalidad de las selvas tropicales actuales y producen el 20 por ciento del oxígeno de la Tierra, por lo que se les llama también «los últimos pulmones del planeta». Y dentro de la Amazonía el Parque Nacional Yasuní es una de las zonas todavía intactas. Conserva al menos 1.813 tipos de árboles y especies de arbustos clasificados y 300 especies aproximadamente que aún no han sido estudiadas . La parte sur conocida como Zona Intangible (700.000 Ha. donde aún viven tribus no contactadas) contiene más de 160 de estas especies desconocidas.

Un equipo de científicos de Ecuador y Estados Unidos sostiene que es el área con mayor biodiversidad de América del Sur. En su estudio, publicado en la revista científica «PloS ONE», se analiza como en solo una hectárea se encuentran hasta 655 especies de árboles, más que en todo el territorio continental de los Estados Unidos y Canadá juntos. Así como la asombrosa revelación de que una sola hectárea del bosque de Yasuní es el hogar de unas 100.000 especies del insectos. Según el eminente entomólogo Dr. Terry Erwin, esta es la diversidad más alta en el todo mundo para cualquier grupo de plantas o animales. Yasuní también alberga al menos a 121 especies de reptiles, 596 de pájaros, 382 de peces y 204 de mamíferos , lo que la convierte en uno de los lugares con mayor biodiversidad del mundo.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación