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Una idea, un cortocircuito

Sebastián nunca ha ahorrado energías a la hora de plantear políticas de gran fulgor mediático y oscuro resultado

ignacio gil

FERNANDO PÉREZ

Ocurrencia tras ocurrencia, el Gobierno, con Miguel Sebastián como faro iluminado , lleva días en estado de incandescencia. La crisis del petróleo ha sido la oportunidad pintiparada, la coartada perfecta para que la metralleta de disparar ideas no haya dejado de expeler humo espeso, de ese que providencialmente no deja ver nada más en varios meses a la redonda. En España, hoy sólo se habla de tortugas avistadas en autovías, señales de quita y pon, neumáticos de oferta y avenidas a media luz. Una ristra de... llamémosles medidas, aunque no parezcan muy calculadas, que por lo chocante de algunos de sus planteamientos hacen buena la coletilla con la que las adornó Pedro Castro: «de impacto». Pero estos golpes de efecto no son nuevos . El titular de Industria nunca se ha caracterizado por ahorrar energía a la hora de plantear estrategias estelares de indudable fulgor mediático. Medidas sin medida potencialmente inflamables...

Embarcado en la misión imposible de la Alcaldía de Madrid, Sebastián ya ofreció en 2007 las primeras muestras de atrevimiento sostenible. Su iniciativa más llamativa era cerrar la Gran Vía al tráfico para que los peatones conquistaran un espacio de más de 600 metros entre San Bernardo y Fuencarral. Un área libre de humos, pero con terrazas, carriles bici y hasta quioscos de flores... Tampoco pasó desapercibida la propuesta de recuperar el «tranvía en determinadas vías» . «Sería rápido, poco costoso y no causaría muchas molestias», apuntó el candidato, sin concretar el porcentaje exacto de fastidio ciudadano.

Se enciende la bombilla

Hasta el «cafelito» (ese que bastaba para pagar una subida de la luz de casi el 10%), Sebastián tenía reservado un lugar en el imaginario colectivo como el «ministro de la bombilla» . «Daremos 20 millones al año, con una inversión de 50 millones de euros. Nos sale a 2,5 euros cada bombilla y ahorra ocho euros, lo que supone 160 millones de ahorro. Es una inversión con rentabilidad del 220%», fueron las cuentas que el ministro llegó a echar en el Congreso en febrero de 2009.

La realidad es que los ciudadanos no acudieron precisamente en tropel a recoger el presente en Correos. Sin concretar cifras, el propio Ministerio reconoció la existencia de un remanente que algunas fuentes elevan hasta un 50 o 60% del total . Además, en una involuntaria demostración de humor amarillo, al ministro se le ocurrió comenzar una cruzada que llamaba al consumo de productos españoles. ... justo después de importar miles de bombillas desde China.

Deshaciendo el nudo

Otra iniciativa «revolucionaria» fue la del cerco a la corbata , ese apéndice textil inexplicable desde el punto de vista de la eficiencia energética. Sebastián dio vía libre a los trabajadores de su Ministerio para, salvo en actos oficiales, prescindir del engorroso complemento y ordenó ajustar los termostatos de las instalaciones en 24 grados . El reto de la puesta en escena era concienciar del uso racional del aire acondicionado. En el verano de 2008, en pleno estallido de la crisis, el debate político se centraba en la conveniencia de deshacer los nudos del protocolo para que empleados, funcionarios y meritorios no sudaran la gota gorda sin necesidad. La cima de la polémica de altura llegó cuando Sebastián acudió al Congreso con el cuello como Dios lo trajo al mundo. Bono, un clásico cabal, encomendó a un ujier que le acercara una corbata. El ministro contraatacó ofreciendo al presidente de la Cámara Baja un termómetro para medir la temperatura del hemiciclo, inadecuada a todas luces.

Para meter más escarcha en la guerra fría, al día siguiente Corbacho también decidió quitarse el aderezo burgués por «solidaridad». Llegó el otoño, la controversia estéril se templó y cada cual volvió a vestirse como el sentido común le dio a entender. Y cuando despertó el invierno, la crisis seguía ahí.

Y cuanto más acelero...

«El objetivo es alcanzar el millón de coches eléctricos en 2014». Teniendo en cuenta que, según la consultora DBK, en 2010 sólo se vendieron 400 unidades en toda España, la ambiciosa meta que el ministro se planteó en 2008 no parece muy a mano. Y no habrá sido por falta de empeño. La Estrategia Integral del Vehículo Eléctrico para este año y el próximo contempla una dotación presupuestaria cercana a los 600 millones de euros, con ayudas de hasta 6.000 euros por vehículo, cifras que escuecen a un sector del automóvil en coma. Los objetivos son ahora más modestos: alcanzar los 20.000 vehículos en 2011 y los 50.000 en 2012. Para 2014, nos valdría con 250.000. Mucho habrá que acelerar...

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