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La celebración de la vida por Lartigue

CaixaForum presenta la obra del fotógrafo de la velocidad y la vida moderna

ministerio de cultura de francia/aajhl

NATIVIDAD PULIDO

Pese a que le tocó vivir en una Europa bastante revuelta —la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, la ocupación nazi de Francia...—, Jacques Henri Lartigue (1894-1986) nunca fotografió contiendas bélicas, ni tragedias. Todo lo contrario. Sus imágenes son la celebración de la vida en estado puro, un canto a la felicidad, la vida moderna, la velocidad, las bellas mujeres.

La Obra Social de la Fundación «la Caixa» lleva a sus salas de CaixaForum Madrid (Paseo del Prado, 36), hasta el 19 de junio, la primera antológica en España del célebre fotógrafo francés, con más de 230 obras, procedentes todas ellas de la Donation Lartigue de París, institución que vela por su legado, que donó en 1979 al Estado francés.

A los ocho años, su padre le compró su primera cámara fotográfica. Al comienzo del recorrido cuelga una instantánea que tomó de sus padres. Desde entonces, y a lo largo de toda su carrera, hizo de la fotografía el instrumento de su memoria. Quizás por ser un niño enfermizo quiso atrapar con su cámara la felicidad y el tiempo, encerrar a sus seres queridos... Fue un moderno Peter Pan. De hecho, la última imagen de la muestra es «Mientras aún tengo sombra»; se autorretrata con una sombra muy alargada. ¿Será un guiño al niño que perseguía su sombra hasta que Wendy se la cosió?

Hay temas recurrentes que se repiten en toda su carrera, y también en la exposición. Su gran sueño era volar. Y lo hizo realidad en 1916. El movimiento está presente en todas sus imágenes: gente que da un traspiés, que da volteretas, que hace deporte, que va en bici, que se baña en el mar, que navega, que pasea... Otro leit motiv de su trabajo es la mujer. Siempre bellas mujeres que pasean con sus mejores vestidos, joyas y sombreros por el Bois de Boulogne, algunas junto a sus perros, o mujeres modernas, independientes, que fuman, esquían, patinan. De su paso por España, una «Calesa en Sevilla», de 1933.

Comisariada por Florian Rodari y Martine d'Astier de la Vigerie, la exposición incluye, además de 182 copias modernas de sus fotografías, 23 vintages, 18 copias estereoscópicas que recrean un efecto 3D y 8 copias autocromas (coloreadas).

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