El asesino, Thomas Haga, obtuvo la libertad condicional hace menos de un año
Thomas Hagan, la única persona que admitió ser el autor de los disparos contra el histórico líder negro, tenía 22 años cuando entró armado en el Audubon Ballroom de Manhattan. Cuando obtuvo la libertad condicional en 2010, con 69 año, aseguró que «tenía muchos remordimientos por haber participado en aquello» y que «nunca debería haber ocurrido».
Pero ocurrió. Y fue, como dijo Matin Luther King el día del asesinato, «un acto estúpido» que debería «hacer ver a nuestra sociedad que la violencia y el odio son fuerzas demoniacas que deben ser hundidas en un limo sin fondo».
«Demonios de ojos azules»
Él y su familia salvaron la vida pocos días antes de su asesinato, cuando su casa fue incendiada
Comenzaron entonces las amenazas y los intentos de asesinato: «Malcolm X debería tener la cabeza cortada», «cualquiera que se oponga al Honorable Elijah Muhammad pone en peligro su vida» o «un hombre como Malcolm es digno de muerte», dijeron públicamente algunos de sus rivales. Era como la crónica de una muerte anunciada. Pocos días antes del magnicidio su casa fue incendiada, salvando Malcolm y su familia la vida por poco. La revista «Life» había publicado, además, una imagen del líder negro portando una Carabina M1, lanzando el mensaje de que había decidido defenderse a sí mismo ante los posibles atentados, e incluso se asegura que el FBI había recibido una llamada anónima asegurando: «Malcolm X va ser liquidado».
El 22 de febrero de 1965 todas estas amenazas se hicieron realidad. «Cuando el orador se disponía a hablar, una ráfaga de pistoletazos le cortó la palabra y la vida en un charco de sangre», contó ABC al día siguiente. Malcolm iba a comenzar su discurso en una reunión de la Organización de la Unidad Afro-Americana, cuando, según cuentan muchas de sus biografías, se formó un revuelo en el auditorio. Un hombre gritó: «¡Negro!, quita las manos de mi bolsillo». Y cuando los guardaespaldas de Malcolm se acercaron a ver qué ocurría, Hagan sacó su arma de fuego y se ensañó contra el pecho del líder afroamericano. Poco después de llegar al Centro Médico de la Universidad de Columbia era declarado muerto.
Los culpables
Entre 14.000 y 30.000 personas acudieron a la capilla ardiente de Malcolm X
Entre 14.000 y 30.000 personas acudieron a la capilla ardiente de Malcolm X, que fue enterrado en el Cementerio Ferncliff, en nueva York, en una ceremonia impactante a la acudieron la gran mayoría de los líderes de los derechos civiles. Allí estaban John Lewis o Bayard Rustin y activistas como Ossie Davis, que describió a Malcolm como «nuestro brillante príncipe negro».
Uno de los amigos de Malcolm X se volvió hacia uno de los sepultureros y dijo: «No permitiremos que le entierren unos blancos». Cogió la pala comenzó a echar tierra, junto a otros compañeros negros.