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A la caza del carnicero de Srebrenica

Una tupida red de encubridores protege a Mladic, huido desde 1995. Serbia, que le concedió una pensión, ahora lo busca desesperadamente

A la caza del carnicero de Srebrenica REUTERS

SIMÓN TECCO

Lo tuvimos al alcance de la mano en 2006, pero se nos escapó. Nunca hemos vuelto a tener pruebas tan seguras de dónde se encuentra». Quien habla con tanta impotencia es el juez Vladimir Vukcevic, el hombre que se ha empeñado en capturar a Ratko Mladic, sin duda el criminal de guerra más buscado del mundo. Para el Gobierno de Belgrado —que durante muchos años le protegió y hasta le concedió una pensión— su arresto es una prioridad, pues de ello depende el ingreso de Serbia en la Unión Europea.

Hace pocos días tuvo lugar la última operación policial para intentar cazar al que en su día fue apodado «el carnicero de Srebrenica». Los agentes registraron el piso donde habita Darko Mladic, único hijo del imputado, después que su hija Ana se suicidara en 1994, a los 23 años. Según los investigadores, Darko sería uno de los miembros de un círculo de aproximadamente cinco personas que protegen hoy a su padre. Sobre su cabeza pesa una millonaria recompensa ofrecida por Serbia de diez millones de euros, cifra que ha movilizado a más de un aventurero a darle caza. Las autoridades de Belgrado estarían encantadas de abonar tan elevada cantidad de dinero, pues sostienen que la fuga de Mladic cuesta anualmente al Estado al menos mil millones de euros, en términos de imagen e inversiones no realizadas.

Ordenó matar a 8.000 bosnios

A Mladic, de 60 años de edad, se le busca teóricamente desde hace tres lustros. El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) le acusa de genocidio, concurso en genocidio, crímenes contra la humanidad y violación de las leyes y costumbres de la guerra. La primera acusación formulada por el TPIY data del 25 de julio de 1995, es decir, el mismo día en que Mladic ordenaba el inicio de la matanza de más de 8.000 hombres adultos y adolescentes musulmanes que se refugiaban en Srebrenica. En noviembre de ese año, los cargos fueron ampliados por los crímenes cometidos en Srebrenica, donde demostró un grado de cinismo y crueldad comparable a los mayores criminales de guerra nazis de la II Guerra Mundial.

Al principio, las Fuerzas de Seguridad de la OTAN desplegadas en Bosnia no mostraron ningún interés en su arresto. Es más, Mladic permaneció como jefe militar serbobosnio hasta finales de 1996, cuando fue obligado por los Acuerdos de Dayton (1995) a dejar el cargo. Hoy se sabe que en diciembre de 1995 el general exigió inmunidad ante el Tribunal de La Haya a cambio de la liberación de dos pilotos franceses prisioneros y que estos fueron liberados ese mismo mes, después que el ex presidente serbio Slobodan Milosevic y supuestamente también el ex presidente francés, Jacques Chirac, le garantizaron que no sería arrestado.

En los últimos años de la década de los noventa se comenzó a hablar de su desaparición, si bien se sabe que hasta la caída de Milosevic a finales de 2000 vivió con su familia en su casa en Belgrado, como un ciudadano más. Pasó a la reserva como ex oficial del Ejército Federal de la antigua Yugoslavia, con una pensión que habría recibido hasta 2005. Con la llegada al poder de Zoran Djindjic como primer ministro en 2000 no se le vuelve a ver en su barrio.

En los años siguientes y supuestamente hasta 2005 vivió refugiado en cuarteles y otras estructuras veraniegas del ejército serbio, bajo la protección de los servicios secretos y de sus ex compañeros de armas. Su fuga en este periodo está relacionada con el misterioso y nunca aclarado asesinato en 2004 de dos soldados durante un turno de guardia nocturna, en el cuartel militar Topcider de Belgrado. Los abogados de los familiares de las víctimas sostienen que existen pruebas que demuestran que fueron asesinados tras haber descubierto accidentalmente que en el lugar se escondía Mladic.

Protegido por Belgrado

También ha tenido el apoyo de los sectores políticos nacionalistas serbios, entre otros de Vojislav Kostunica, que se opuso siempre a la política de colaboración con el TPIY impuesta por Djindjic y por lo cual fue asesinado en el 2003. Kostunica, como presidente de la antigua Federación de Yugoslavia (2001-2003), entorpeció su búsqueda y como primer ministro de Serbia (2004-2008) y suspendió la colaboración con la Agencia Central de Inteligencia americana (CIA) para su captura, colaboración que se había iniciado un año antes. Pero la presión internacional y el interés serbio por iniciar el proceso de adhesión a la UE obligó a Kostunica a montar operaciones policiales destinadas a hacer creer a la opinión pública internacional que su gobierno hacía esfuerzos para cumplir con lo exigido. Así, en 2006 y después de que Bruselas suspendiera las negociaciones con Belgrado, Kostunica lanzó dos o tres operaciones con un despliegue espectacular de fuerzas policiales. En la capital serbia fueron registrados dos pisos en los barrios Banovo Brdo y Nuevo Belgrado, donde fueron arrestados dos hombres y una mujer, presuntamente encargados de esconder a Mladic.

Tiempo atrás, Vukcevic relató que la mejor oportunidad para su captura se presentó justamente en 2006: «Era sólo una cuestión técnica», pero el entonces jefe de la Agencia de Seguridad e Información serbia (BIA), Rado Bulatovic, decidió arrestar primero a Stanko Ristic que escondía a Mladic, «lo que fue un craso error, porque le permitió huir», se lamentó Vukcevic.

Acta de defunción

Pese a que hace dos años aparecieron imágenes suyas bailando en una fiesta y se rumoreó que vivía en Belgrado, su familia solicitó a un tribunal la declaración oficial de fallecimiento de Mladic. Sus abogados argumentaron que tras siete años sin ser visto y considerando que en el momento de su desaparición se encontraba gravemente enfermo, no podría haber sobrevivido. La solicitud fue rechazada.

En los últimos meses Vukcevic ha tomado como blanco la red de apoyo logístico, pero muchos sostienen que el esfuerzo no conduce a ninguna parte porque el verdadero problema son los servicios de inteligencia serbios. Si bien la diferencia con el pasado es que Vukcevic cuenta con el apoyo del presidente de la república, Boris Tadic. Los investigadores se enfrentan a estructuras militares y políticas herméticas heredadas del régimen comunista que aún sobreviven. Estas protegen a Mladic, que con seguridad se esconde en Serbia o en Bosnia.

Lo que más desconcierta es el hecho de que todas las pesquisas, incluyendo la del lunes pasado, coinciden o bien con un trámite importante ante la Comisión Europea para su adhesión o con la visita a Belgrado del fiscal del TPIY, Serge Brammertz, cuyos informes al Consejo de Seguridad de la ONU sirven de barómetro a la UE para agilizar o retrasar el proceso de adhesión. Hay quienes creen que no interesa capturar a Mladic porque las indemnizaciones que Serbia tendría que pagar a sus víctimas serían millonarias.

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