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El FMI se suma a la autocrítica y admite que falló al prever la crisis

Tras el «mea culpa» de la Fed y el Tesoro norteamericano, el Fondo reconoce errores entre 2004 y 2007

ANNA GRAU

El Fondo Monetario Internacional (FMI) se equivocó. Falló a la hora de prever la grave crisis económica y reveló gran cantidad de puntos ciegos y débiles de su propia organización y visión del mundo. No fue capaz de ver más allá de la burbuja del momento ni de la convicción de que la robustez de las instituciones financieras de países como Estados Unidos o Gran Bretaña no se iba a acabar nunca. Un informe interno elaborado por la Oficina de Evaluación Independiente (IEO) del FMI y divulgado ayer pone todos estos errores encima de la mesa y abre la puerta a la autocrítica, asumida al máximo nivel por el actual director gerente del organismo, Dominique Strauss-Kahn, que agradeció la «gran cantidad de ideas constructivas» del informe y recordó que el FMI no ha esperado a obtenerlo para poner en marcha su propia autorregeneración.

El informe se centra en el período comprendido entre 2004 y 2007, lo cual abarca el mandato como director gerente del FMI del español Rodrigo Rato, aunque no sólo. Los problemas que volvieron el Fondo ciego a las amenazas no empiezan ni acaban con Rato, sino que proceden de un largo estancamiento de la institución.

Según la IEO, al FMI le habría sobrado «pensamiento uniforme» y le habría faltado capacidad de ir contra corriente del paradigma económico imperante, en virtud del cual «una gran crisis en las grandes economías avanzadas era improbable». Sí se detectaron peligros en economías menores o emergentes —por ejemplo, sí se detectó el peligro que la burbuja inmobiliaria suponía para España—, pero las confiadas apuestas por sistemas como el de EEUU, leídas ahora, resultan incluso sonrojantes. En 2005 veían su sistema financiero «resistente y bien regulado» y en 2007 consideraban «bajo, el riesgo sistémico de los bancos».

El FMI no fue el único organismo cegado por los buenos tiempos de crecimiento exuberante. Ni tampoco el primero que entona el «mea culpa». El ex secretario del Tesoro, Herny Paulson, y el ex responsable de la Fed, Alan Greenspan, ya hicieron ejercicios de moderada autocrítica. Lo cierto es que la falta de imaginación frente al peligro atenazó a todos los reguladores del mundo. Quizás lo peor fue que nadie sumó dos y dos ni concibió el potencial de una desestabilización a nivel mundial dada la tremenda interconexión de los mercados en un momento de prestigiditación financiera mayúscula. No sólo eso sino que hasta se animaba a los sistemas bancarios conservadores, como el canadiense, a imitar la actitud «lanzada» de los norteamericanos o incluso de los islandeses.

Sin embargo, analistas próximos al FMI durante aquella etapa recuerdan que en el mandato de Rato ya se advirtió de la necesidad de profundizar en el análisis del sector financiero y su relación con la estabilidad macroeconómica. Entre 2004 y 2007, el FMI introdujo, entre otras medidas, un análisis más detallado del sector en los informes del artículo IV, impulsó informes monográficos y estableció un grupo de expertos para estudiar el papel del Fondo en el sector. Además, hasta 2006, el G7 era el encargado de la supervisión financiera global.

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