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Columnas / MONTECASSINO

La nueva fase del cambalache infame

Bienvenidos todos a la nueva fase del plan de Zapatero para llevar a los terroristas al redil de la izquierda

Día 08/02/2011

¡Ya está aquí, queridos amigos! Ya tenemos la nueva marca de ETA para las elecciones municipales. Fresquita y jurídicamente pulida. El nuevo partido político de los «nuevos abertzales», listo para inscribirse, legalizarse y estar en mayo en las instituciones. Y para cobrar del erario público. Lo presentaron ayer en Bilbao Rufino Echevarría, uno de los duros legendarios de la rama política de ETA e Iñigo Iruin, el principal abogado de los asesinos desde hace décadas. No han creído necesario recurrir a alguien algo menos comprometido con ETA. Parecen no albergar dudas de la buena voluntad que encontrarán en las autoridades. Parece que no se equivocan. Desde luego en el Gobierno, a tenor de la recepción de este acto. Nadie pide prudencia. Nadie sugiere que la conversión y las palabras podrían no ser del todo sinceras y deberse a la necesidad de la organización de presentarse a las elecciones. Nadie habla de una recomendable cuarentena que nos demostrara la sinceridad de sus intenciones. Al contrario. No pueden disimular su entusiasmo los medios afines al Gobierno por esta nueva izquierda abertzale, como la llaman. «Un paso de gigante», dice un distinguido vocero de Zapatero. Por fin han cruzado el Rubicón, dicen otros. Los medios del gobierno parecen tener tanta o más prisa que la propia Batasuna por conseguir esa legalización. El secretario de organización del PSOE, Marcelino Iglesias, se ha entusiasmado tanto que nos ha mentido para hacérnoslo todo más apetecible. «Han condenado a ETA» ha dicho. Tranquilo Marcelino. No es cierto. No. Han dicho que condenarán toda la violencia, ya saben, «venga de donde venga», incluida la de ETA. Pero da igual, es lo que quieren entender. Rubalcaba aun disimulará un poco, se supone, pidiendo alguna cosilla más.

Pero denlo por hecho. ¿Es suficiente? Todo indica que para el Gobierno va a ser que sí. Y éste ya se encargará de que las togas se manchen en el camino, como dijo el Fiscal General del Estado hace cuatro años. ¿Se acuerdan? Entonces se llamaban ANV. Ahora ya es la «nueva Batasuna». ¿Y ETA? se preguntarán ustedes. «¿Se ha disuelto ETA?». En absoluto. ¿Ha entregado las armas ETA? Para nada. ¿No eran esas las condiciones innegociables para acometer cualquier legalización de Batasuna? Cierto, lo eran. Pero ya no. Ahora hay mucha prisa por convencernos de que la ETA buena ya no es ETA. Que la sentencia que decía que Batasuna es ETA ya no vale. Y que estamos en una nueva era en la que recordar a los asesinos y a las víctimas es de mal gusto. Que sería demasiado pedirles que se disculpen por sus miles de víctimas. Y que condenen los cincuenta años de atentados. ¿Para qué? Al fin y al cabo, sus chicos van saliendo por la puerta de atrás, sin que los españoles se irriten. Exigir esto sería un atentado contra la paz. Porque ahora habrá que zanjar cuentas con quienes se opongan a este nuevo plan de paz. El primer objetivo es Mayor Oreja. Lleva años diciendo que Zapatero nunca ha dejado de negociar con ETA. Y que Batasuna estaría en las elecciones. La realidad nunca le ha desmentido. Pero no será el único. Todos los que se opongan a este miserable cambalache serán de nuevo objeto de la ira difamadora. Seremos los que viven de ETA. Los enemigos de la paz. Abierta la veda de la infamia oficial, otra vez. Comienza la lluvia de insultos y mentiras contra quienes exigimos la derrota de ETA. Prepárense. Bienvenidos todos a la nueva fase del plan de Zapatero para llevar a los terroristas al redil de la izquierda.

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