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Cinco horas con Merkel

La canciller despachó pronto su tarea: fue firme con Zapatero en la reunión, le elogió en público y se llevó jamón como regalo

LUIS AYLLÓN

Como todos los cancilleres alemanes que pasan por España, Ángela Merkel se llevó de regalo jamón ibérico y vino español para casa. No un jamón entero como los que Felipe González suministraba a Helmuth Kohl , sino cortadito y envasado, que es más cómodo y más acorde con la crisis. Merkel agradeció a Zapatero el detalle, pero, más aún, que se haya aplicado a hacer los deberes. Lo dijo ante los periodistas con la misma claridad que, al parecer, habló dentro de la reunión con el presidente del Gobierno.

Buen ambiente y cordialidad, sí, pero sin paños calientes. Más dura que blanda, Merkel le vino a decir a Zapatero que ni se le ocurra salirse del camino por el que ha comenzado a andar y que quedan cosas por hacer. Luego, ante los periodistas, le echó algunos piropos, le dijo «auf wiedersehen», o sea «adiós», y se volvió para casa, convencida de que su interlocutor ya sabe que si se desvía tiene menos porvenir que los canteranos del Real Madrid con Mourinho .

Al menos externamente, Zapatero recibió ayer más elogios que reprimendas, porque también Nicolas Sarkozy le mandó una carta en la que le felicita por sus «valientes decisiones». El revitalizado eje franco-alemán se congratula de que el alumno díscolo se aplique, aunque sea a base de coscorrones.

De aquel fin de semana de octubre, con tranquilo paseo incluido de Merkel y Sarkozy junto a la playa de Deauville, pasamos al aquí te pillo aquí te mato de La Moncloa. Cinco horas con Merkel, que diría Delibes . Cinco escasas horas que reflejan una relación Berlín-París muy distinta de la Berlín-Madrid y, sobre todo, quién pone los deberes y a quién se los ponen.

Y todo en medio de un gran interés periodístico: 500 acreditados y, por primera vez, «numerus clausus» para acceder a la sala de la rueda de prensa. Con tanta gente, aquello podría parecer una oficina de empleo, si no fuera porque los parados en lugar de ir a Moncloa a pedir trabajo a Merkel, van a las academias de idiomas a aprender alemán para ver si les contratan los empresarios germanos.

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