Barcelona alega que su «zona 30» reduce accidentes

La propuesta de la DGT de reducir a 30 kilómetros por hora la velocidad máxima en calles de un solo carril y sentido ya se aplica en Barcelona desde 2007, y actualmente ya son unos 300 kilómetros las vías con esta limitación.

Según el informe desarrollado por la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB), presentado recientemente por el concejal de Movilidad, Francesc Narváez, el número de heridos en accidentes en estas zonas de tráfico se ha reducido en un 28%. La cifra es aún mayor si se cuentan únicamente los motoristas accidentados, que han disminuido en un 40,5%, mientras que los lesionados en los cruces se han reducido en un 34%. En números absolutos, en los 45 kilómetros de "zona 30" analizados, ha habido 122 heridos menos, lo que para Narváez demuestra el "beneficio" que supone limitar la velocidad.

Para Narváez lo más importante que se ha logrado con las "zonas 30", además de la reducción de la siniestralidad, es que se ha conseguido c re ar una cultura de barrio en la que los conductores reducen la velocidad "por convencimiento" y no por temor a sanciones, como cree que ocurre en las carreteras.

Según el concejal de Movilidad, allí donde se ha implantado este límite de velocidad a 30 por hora —en nueve de los diez distritos de la ciudad—, se han logrado grandes beneficios, ya que al pacificar el tráfico se ha incentivado el comercio y ha bajado la contaminación y los ruidos. De esta forma los barrios son más tranquilos y los vecinos pueden disfrutar más de su entorno.

El Ayuntamiento de Barcelona espera que al final de este mandato haya 328 kilómetros de "zona 30" en la capital catalana y que esta limitación de la velocidad, diseñada para apaciguar la circulación en los barrios, alcance los 450 kilómetros en los próximos años, si se mantiene el proyecto de expansión previsto por el actual equipo de gobierno.

No obstante, Narváez ha aclarado que no toda Barcelona acabará siendo "zona 30", porque cuando se hayan alcanzado los 450 kilómetros previstos se tendrían que estudiar únicamente las sugerencias que emitan los propios barrios y los casos especiales que proponga el consistorio, dejando de lado las grandes arterias de la ciudad.