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Muere atropellado un niño cuando iba a su colegio en Alcobendas

Un niño de dos años y medio muere arrollado ante su madre y su abuelo, en Alcobendas. El conductor se despistó al limpiar el vaho del cristal

Muere atropellado un niño cuando iba a su colegio en Alcobendas JOSÉ ALFONSO

CARLOS HIDALGO

Un llanto casi mudo, pero desgarrador, y el abrazo imposible de los padres de Iván resumían ayer, al filo de las dos de la tarde, todo el dolor de una familia resquebrajada por el infortunio. El hijo mayor del matrimonio, que apenas acababa de abrazarse a la vida, falleció por la mañana bajo las ruedas de una furgoneta. Un despiste, una distracción, el destino fatal, dejaron muerto a este pequeño de 2 años y medio justo cuando iba a llegar, de la mano de su abuelo, a su guardería, en Alcobendas. El conductor, que también sufrió una fortísima crisis de ansiedad y que viajaba en ese momento acompañado de su hija adolescente, pasará hoy a disposición judicial.

Eran aproximadamente las ocho de la mañana cuando el pequeño, acompañado de su abuelo, la madre y su hermanito de sólo unos meses, se dirigía como cada mañana a la escuela infantil pública Pío Pío, en la Avenida Olímpica, en el barrio de Arroyo de la Vega. Mientras, en un punto cercano del municipio, un trabajador de mediana edad del sector de la cristalería y la ferretería recogía a su hija de 13 años en el bulevar de Salvador Allende, para acercarla al instituto.

Pocos minutos después, la mala fortuna de ambas familias quedaría ligada de por vida por la muerte. El conductor de la furgoneta, una Mercedes Vitto de color blanca, entró en la glorieta que hay justo al lado de la escuela infantil. La zona, al ser urbana, tiene un límite de velocidad de 50 kilómetros por hora, señalizada, además, con postes verticales y pintadas horizontales, sobre la calzada.

El abuelo es quien camina delante, con Iván tomado de su mano. Un poco detrás, la madre con su hijo menor. Se daba la circunstancia azarosa de que la mujer se incorporaba ese día a su trabajo de camarera, después de los cuatro meses de baja de su segundo parto. La idea era acercar al hijo mayor a la guardería y marcharse ella luego al trabajo. La familia comenzó a cruzar, de manera correcta, el paso de peatones. Pero el conductor de la furgoneta tuvo una distracción: aquella noche había helado e intentó limpiar con su mano el parabrisas, que tenía vaho acumulado, para poder visibilizar mejor durante la conducción.

Sin embargo, esta acción resultó finalmente fatal. El vehículo, aunque no circulaba a velocidad excesiva, golpeó al abuelo y pasó por encima de Iván. La víctima adulta sufrió un golpe en la cabeza, sin más importancia. Pero la criatura quedó tirada en el suelo, ya inconsciente.

La hija del conductor fue quien avisó a su padre de que acababan de atropellar al niño. El hombre, presa de los nervios, paró el vehículo unos metros más adelante. «¡No lo he visto! ¡No lo he visto!», gritaba sin cesar, según relataron los testigos.

Más angustiosa aún era la situación que tuvo que presenciar ante sus propios ojos la madre del pequeño arrollado. Muy nerviosa, cogió al niño en sus brazos y recorrió a toda carrera los apenas 50 metros que separan el lugar del accidente del recién estrenado centro de salud Arroyo de la Vega, justo detrás de la escuela infantil.

Apenas tenía pulso

Allí, el herido recibió las mejores atenciones, aunque llegó sin apenas pulso, indicó a ABC el concejal de Seguridad y Tráfico de Alcobendas, Alberto Hervías: «Estaban la enfermera y el médico, y la sala se encontraba disponible». También se dio aviso al Summa-112, que envió hasta el lugar una ambulancia, por si era preciso un traslado hospitalario de urgencia. Sin embargo, todos los esfuerzos resultaron inútiles. La muerte de Iván ya era inevitable.

La madre del menor tuvo también que ser asistida por los psicólogos, como resulta normal en un caso como éste. Sufrió un «shock» postraumático. El padre del niño estaba trabajando en el momento en que ocurrieron los hechos. Personal municipal le dio la triste noticia. El cuerpo de Iván fue trasladado hasta el Instituto Anatómico Forense, en Ciudad Universitaria, para que se le practique la autopsia. Es el protocolo habitual que suelen seguir los jueces en este tipo de casos.

La Policía Local de Alcobendas detuvo al conductor de la furgoneta. Fue sometido a los tests de drogas y alcohol. El resultado en ambos casos fue negativo. Está previsto que hoy pase a disposición del juzgado de Instrucción número 8 de Madrid, en funciones de guardia.

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