literatura
Galicia y los mundos paralelos
Cada fotografía concentra una estimulación de los recuerdos que construyen nuestra identidad, descubriéndonos la luz y el (c)olor del hogar a miles de kilómetros de distancia
por pachu m. torres
En la Galicia de principios de siglo XXI, la fotografía se ha desquitado por completo y ha superado todos los ostracismos y la indiferencia que la habían acompañado durante tanto tiempo. Hoy está presente en todas partes, desde el Museo de Arte Contemporáneo compostelano al ... espacio Moret Art vigués; del museo municipal ourensano a la Ciudad de la Cultura del monte Gaiás. Incluso este auge ha provocado la aparición masiva de libros de fotografía que habitan en los hogares como algo más que meros objetos decorativos y símbolo cultural, aunque a día de hoy pocas son las novedades editoriales que se atreven con fotografía «del país», aunque haberlas haylas y siempre se agradece encontrarlas en un escaparate al lado de los voluminosos tomos de fotografía erótica o de diseño.
Así, en un paisaje de cubiertas coloridas con porno duro, fotogramas clásicos o arquitecturas imposibles encontramos este viaje visual que plantea Galicia no medio do mundo (Teófilo Edicións), con una atractiva composición colorida para la portada que deja intuir lo que el lector se va a encontrar en el interior de este volumen de gran formato.
Galicia y la fotografía recorren un camino común, y como compañeros de viaje, han decidido en este libro salir de la pecera y comparar lo propio en el océano de lo ajeno; ver cómo lo gallego se proyecta en el resto del mundo o, dicho de otra manera, comprobar cómo la realidad particular se plasma en la universalidad. «Llevar el pescado a Cangas es como llevar carbón a Newcastle», señala con cierta gracia mareante el editor J. Luis Teófilo Piñeiro. Y quizás sin quererlo esa reflexión entraña cierto poso de carácter autóctono, esa negra sombra hecha morriña que a todo gallego le hace ver en cualquier punto lejano algo que le recuerde a su tierra.
De esta manera, uno pasea por estas más de 150 imágenes y comprueba el carácter testimonial de la fotografía; lo instantáneo plasmado en la permanencia de esta expresión artística. Esa fracción de segundo que a Alejandro Castro le ha evocado a su hogar y que, mediante la comparación, nos muestra las similitudes de distintas identidades: desde una sonrisa hasta un andén, pasando por puertos, puertas, mercados u oficios. A través de una eficaz estructura confrontada a modo de reflejos de espejo, las distintas realidades del mundo se confrontan con la gallega con más colorido que melancolía, bajo una mirada casi verbal que evoca cualquier poesía rosaliana.
A través del espejo
Cada fotografía concentra una estimulación de los recuerdos que construyen nuestra identidad, descubriéndonos la luz y el (c)olor del hogar a miles de kilómetros de distancia. «Una foto sólo puede captar un momento entre millones de momentos de la vida de una persona», escribe Jonathan Coe en La lluvia antes de caer. Alejandro Castro expresará en este libro esos momentos que pueden trasladarse en el espacio/tiempo y (tr)ascender como algo universal y no puntual. ¿Una cuestión de fe? ¿Ver para creer? Las imágenes son el espejo que demuestran esta mirada desde diferentes ángulos, ambivalentes encuadres, dobles exposiciones o luminosidades yuxtapuestas, cambios de escala o dobles texturas. Consigue pues el artista el entrelazado de la neutralidad descriptiva y la verosimilitud, imperando en estas láminas ese fondo de carácter documental de la obra. Ya no son imágenes de Galicia y el mundo, sino un mundo de imágenes.
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