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«Casarse por lo civil en España es más leve que contratar un móvil»

Martínez Camino dice que se ha convertido en «una cosa deletérea e irracional»

LAURA DANIELE

Los obispos no esconden su preocupación por la grave situación que atraviesa nuestro país no sólo en el plano económico sino también social, después de que el INE hiciera público el jueves el acusado descenso de la tasa de natalidad y nupcialidad registrado en el primer semestre de 2010 —un 3,2 y un 3,8%, respectivamente—. El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, advirtió que de seguir esa tendencia «nos espera un futuro muy oscuro».

Durante la rueda de prensa posterior a la reunión de los obispos que forman parte de la Comisión Permanente, Martínez Camino atribuyó este mal dato «a un déficit grave de una política familiar bien enfocada y una defensa decidida de la vida». «Es un asunto muy grave», aseveró el portavoz de los obispos, quien a renglón seguido quiso, sin embargo, dejar bien claro que en la caída de la tasa de nupcialidad no se puede comparar el número de matrimonios civiles con los canónicos.

En contra del bien común

«Apenas tienen nada que ver. Las estadísticas no reflejan la realidad porque comparan peras con manzanas. ¿Por qué hay más matrimonios civiles? Porque se pueden repetir cuatro veces al año. Además es un contrato entre cualesquiera ciudadanos por tres meses, un contrato mucho más leve que contratar un servicio de telefonía móvil», aseguró monseñor Martínez Camino, quien añadió que «en España el matrimonio entre un hombre y una mujer ha dejado de existir en la ley y se ha convertido en una cosa deletérea, irracional y totalmente perjudicial para el bien común».

El aumento del desempleo y los efectos que la crisis está produciendo en una gran parte de la población —se calcula que uno de cada cinco ciudadanos en edad de trabajar está en el paro y que 1,3 millones de hogares españoles tiene todos sus miembros sin trabajo— fue otro de los temas abordados por los obispos estos días. El secretario general recordó que el propio Benedicto XVI ha denunciado que «uno de los elementos que tienen que ver con la crisis es la política poco favorable al matrimonio y la familia». Además, aseguró que «detrás de estas estadísticas frías», dadas a conocer ayer por la Encuesta de Población Activa (EPA), «hay personas y familias concretas que sufren y están muy afectadas». «Es necesario mantener y acrecentar el esfuerzo de solidaridad que están haciendo numerosos católicos e instituciones de la Iglesia», apuntó Martínez Camino, quien también recordó que los obispos no solo «siguen analizando la situación» —después de aprobar en noviembre de 2009 una Declaración ante la crisis moral y económica— sino que también buscan vías para «ver cómo ayudar más». «La Iglesia tiene un papel activo de ayuda para que el impacto sobre las personas que sufren las consecuencias de la crisis sea el menor posible», afirmó.

La persecución que sufren los cristianos y que les ha costado incluso la vida en cruentos atentados sucedidos en los últimos meses en Bagdad o Alejandría también ha llevado a la Comisión Permanente a pedir al Gobierno español que se sume a la petición realizada por los ministros de Asuntos Exteriores de Hungría, Italia, Francia, Polonia y Alemania para que se incluya en la agenda del Consejo de Ministros de Exteriores de la Unión Europea del próximo lunes la persecución de los cristianos en el mundo y se tomen las medidas necesarias para garantizar la protección de sus derechos fundamentales, como son el derecho a la vida y el ejercicio seguro de la libertad religiosa.

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