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Foro de Davos: «El alza de los alimentos es el gran riesgo mundial»

Sarkozy pasa al contraataque: «Ni Merkel ni yo dejaremos nunca caer el euro. ¿Me han oído bien? Nunca»

REUTERS

RAMIRO VILLAPADIERNA

ENVIADO ESPECIAL A DAVOS (SUIZA)

Los alimentos y materias primas pueden provocar levantamientos sociales, como acaba de verse en Túnez o Egipto, lo que junto a una excesiva estatalización de las soluciones tras la crisis financiera son los principales riesgos para la economía mundial. Esa parece la primera gran conclusión que se deriva de las discusiones del Foro Económico de Davos, que ayer se vio sacudido por una pequeña explosión, reivindicada por un grupo de izquierdas, que tuvo lugar en el sótano del hotel en que se aloja la delegación del banco UBS, justo cuando Nicolas Sarkzoy, realizaba un rotundo alegato a favor de la moneda europea ante la comunidad empresarial global. Ayer también aterrizó en la localidad suiza la vicepresidenta Salgado, que participó en varias sesiones de trabajo, aunque no hizo ninguna declaración pública.

No fuel el caso del presidente francés, que no obvió en su discurso la preocupación por el «rally» de las materias primas. Sarkozy recordó que tiene planes para el G-20 y el G-8 que incluyen regulaciones en el mercado primario, incluyendo la fijación de posiciones límites y la identificación de especuladores en estos mercados.

«Va para largo»

Y es que Davos se muestra preocupado ante los conatos de explosión social ante procesos inflacionistas en la alimentación, pero las empresas rechazan a priori un control mayor de los movimientos especulativos. «Va para largo y golpeará más fuerte a los pobres», opinó la directora general del Banco Mundial, Ngozi Okonjo-Iweala. La que fue ministra de Exteriores y Hacienda de Nigeria sugiere que una «cierta supervisión es necesaria», pero hay que ser «muy cuidadosos con la sobrerregulación».

Mientras, el ministro mexicano Ernesto Cordero pidió que «el mundo preste atención a la inflación alimentaria de una forma más integral». Y es que ningún alimento se escapa a la escalada de los precios de las materias primas. Ayer se supo, por ejemplo, que el café se ha disparado alrededor de un 40% en el último año.

Y mientras el mundo mira con recelo el alza de los alimentos, Europa defiende su modelo. «El euro es una cuestión identitaria, más que monetaria», quiso aclarar Sarkozy a cuantos «conocen poco Europa» y han apostado su capital a una ruptura del euro: «Perderán su dinero», desafió el presidente francés. «Puedo asegurarles que ni Merkel ni yo dejaremos nunca, jamás ¿me han oído ustedes bien? caer el euro. Nunca».

La élite empresarial de Davos parece cautelosamente optimista sobre la crisis de la deuda en la eurozona. Sin embargo, el inversor George Soros es de otro parecer y ha advertido contra el empeño de los gobiernos de preservar el euro, lo que cree que podría ocasionar «una desintegración política de Europa». Pero Jean Claude Trichet, presidente del BCE, afirmó que Europa ha logrado estabilizar los precios y «está en mejor forma, en términos de posición consolidada, que EE.UU o Japón». Sin embargo, recordó que hay que reforzar gobernabilidad económica de la zona y pidió una flexibilización del fondo de rescate.

Además de para entender las claves de presente y futuro de la economía mundial, Davos es también buen lugar para hacer negocios, y las empresas españolas intentan aprovechar la ocasión. El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, por ejemplo, expresó ayer al presidente de México, Felipe Calderón, la intención de su compañía de invertir 265 millones en dos proyectos energéticos en el país: una planta de cogeneración y un parque eólico de 20 megavatios.

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