Cécile De France: «En todas las obras de Eastwood hay algo de misterio»
«Más allá de la vida» lanza la carrera internacional de esta actriz
juan pedro quiñonero
«Más allá de la vida» lanza la carrera internacional de Cécile de France, protagonista, junto a Matt Damon, de la película más onírica de Clint Eastwood, que se sirve del diálogo con los muertos para desbrozar los más misteriosos senderos del amor.
— ¿ ... Le parece realista dejarse ligar por un buen señor que habla con los muertos?
—Ejem, ejem... los caminos del amor son un misterio absoluto, como la muerte misma. De ahí que, en el fondo, lo más sencillo sea dejarse llevar por la vida, ser fiel a los misterios que la vida nos invita a descubrir, cada día.
— ¿Se esperaba una historia tan «mística» de un hombre tan «duro» como Clint Eastwood?
—¿Duro? ¿Clint Eastwood..? Es un encanto de hombre. En todas sus obras personales había y hay una parte de misterio. Y sus protagonistas corren sin miedo para afrontar esos misterios. Y en esa carrera les va la vida.
— ¿Qué tal es como director?
— Un hombre encantador. Muy respetuoso, elegante, tranquilo. Muy tranquilo. Dirige con pocas palabras. Te deja en libertad. Te ofrece su silencio y su comprensión. Un encanto. Con un grandísimo sentido del humor, muy fino.
— ¿Y Matt Damon, el hombre que la seduce hablando con los muertos?
—¡No me seduce hablando con los muertos..! La historia es otra cosa. Él y ella se sienten atraídos por algo que es invisible y sin embargo estaba allí. Quizá sea esa comunión en la búsqueda lo que los hace atractivos el uno hacia el otro. Matt es un colega riguroso, trabajador, impecable.
— Matt Damon no solo habla con los muertos y liga con usted. También hay un niño muy misterioso...
—Sí... los niños son como ángeles. Y la historia de ese niño también es una historia de amor. Los niños tienen muy presentes los mundos de ilusión y fantasía que son tan esenciales para vivir plenamente.
—Por momentos, usted deja entrever una sonrisa un poco infantil, con mucha picardía.
—No me diga...
— Sí. ¿Qué soñaba ser cuando era niña?
—Fui una niña muy soñadora. Mis padres me ayudaban mucho, incluso en ese terreno. Ellos eran un poco anarquistas. Y soñaba incluso despierta. Soñaba ser una mujer pirata, cosas así.
— ¿Leía mucho?
—Leía mucho, sí. Pero no necesitaba leer para seguir soñando. Confundía los cuentos y las historias que leía con mis propias ilusiones, que iban mucho más lejos. Ser una mujer pirata, ser una aventurera justiciera me parecía la cosa más urgente e indispensable, claro está.
— ¿Se han cumplido sus sueños?
—Hacer una película con Eastwood tiene algo de un sueño bien real. Es un sueño de otro tipo. La niña que soñaba llegar a ser una mujer pirata era una niña muy idealista. La mujer que yo soy sigue soñando. Y los sueños de la niña y los sueños de la mujer tienen muchos puntos en común.
— ¿Qué puntos en común?
—Hacer cine tiene algo de sueño bien real. A mí me gusta la vida, la realidad. Y hacer cine es una manera de crear nuevos mundos de ilusión. Participar en ese tipo de aventura es algo muy gratificante. Creas personajes, descubres personajes, lees historias maravillosas, ofreces tu trabajo para encarnar seres de ilusión.
— ¿Sigue soñando?
—¡Claro...! Sueño que... no, no le diré lo que sueño: eso es un secreto, un tesoro que prefiero guardar para mí.
— ¿Le cuenta cuentos a su hijo?
—¡Sí...! Todas las noches. Él me pide que le cuente historias. Puedo contarle cuentos que yo misma me invento.
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