Hungría se enfrenta a las críticas a su ley de prensa en el Parlamento Europeo
Vidal-Quadras reprocha a los socialistas españoles que promuevan un consejo de control similar
ENRIQUE SERBETO
El primer ministro húngaro Viktor Orban confesó después que cuando preparaba su intervención ante el Parlamento Europeo dio por hecho que la mitad de los diputados presentes se levantarían y dejarían el hemiciclo, de modo que cuando una docena de socialistas alzaron unos ... cartelones con la palabra “censurado” no se sintió impresionado. Ni siquiera cuando en lo más ardiente del debate sobre la ley de prensa en su país le compararon con Hugo Chávez . La chispa saltó con el liberal Otto Lansdorff , el socialista Martin Schultz y el verde Daniel Cohn Bendit cuando estos empezaron a hablar de los peligros que encierra una situación en la que un solo partido político cuenta con dos tercios de los diputados y Orban consideró eso como un ataque contra la democracia húngara: “¿No es una ofensa decir que Hungría se encamina hacia una dictadura?”, respondió.
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La ley de medios de comunicación sigue siendo el principal centro de atención del semestre de presidencia húngara y Orban no logra sacudirse este sambenito para atraer el interés hacia sus planes de reactivar la economía, adelantar el ingreso de países como Croacia o Serbia y lanzar una estrategia para la integración de los gitanos.
Doble vara de medir del PSOE
Esa ley ha sido, como la definió ayer el portavoz liberal, el ex primer ministro belga Guy Verthofstadt como “un elefante en una cacharrería” y aunque Orban insiste en que “la mayoría de las críticas se hacen desde la ignorancia” lo cierto es que toda su comparecencia se centró precisamente en esa censura generalizada, que se hizo incluso en algunas –contadas– ocasiones desde la bancada del propio Partido Popular Europeo.
Pero el principal enfrentamiento político es el que suscitó desde el hemiciclo el vicepresidente popular español, Alejo Vidal-Quadras que estuvo pacientemente reservándose hasta que intervino el socialista Juan Fernando López Aguilar diciendo que le preocupaba el contenido de la ley húngara por su discordancia con ciertos valores europeos, y entonces pidió una contestación levantando la “tarjeta azul”: “Le quiero recordar –dijo Vidal-Quadras– que el gobierno de su partido en España está preparando un consejo de control de los medios y una ley que puede contener ataques a los medios de comunicación; no es bueno actuar con dos varas de medir”. López Aguilar solo pudo contestar que “la comparación está fuera de lugar” y que el consejo audiovisual que propone el Gobierno socialista en España “no tiene nada que ver” .
Orbán insistió en que está esperando el dictamen de la Comisión Europea que según su presidente José Manuel Barroso enviará esta misma semana a Budapest la petición de aclaraciones sobre los asuntos que puedan estar en contradicción con las leyes europeas. Esencialmente, la mejor manera que tiene e defenderse el primer ministro húngaro es decir que hará los cambios que le pidan desde Bruselas, aunque seguramente no dejará de resaltar que muchas de esas cosas están en la legislación de otros países y nadie dice nada por ello “ni por el hecho de que la ley que hacemos sustituye la que se redactó en el periodo de la dictadura comunista y que forzosamente la nueva tiene que ser mejor y más abierta”.
Finalmente, Orban celebró su almuerzo con los jefes de los grupos parlamentarios con la excepción de Cohn-Bendit que ya había dado muestras de hostilidad cuando se negó a darle mano al húngaro cuando este entró en el hemiciclo. “De repente se me ha ido el apetito” le gritó cuando el presidente Jerzy Buzek le estaba cortando el micrófono, justo después de citare a Alexis de Tocqueille diciendo que “la mayoría no siempre tiene razón”.
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