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La SGAE promete transparencia y un Código de Buenas Prácticas

Fría acogida al intento de mejora de su imagen con un decálogo de cambios

S. GAVIÑA

/J. G. CALERO

«Estamos en un proceso de cambio en la SGAE», confesaba ayer el presidente ejecutivo de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), Eduardo Bautista. Un cambio que consistirá en cumplir un programa de diez puntos que dará un leve giro a la gestión de la entidad a partir de 2011. Entre los puntos de este decálogo destaca la aplicación de un Código de Buenas Prácticas, que se ajustará a las principales recomendaciones de la Comisión Nacional de Competencia ; el nombramiento de una «defensor del cliente», para aquellos que quieran presentar cualquier queja; e intensificar «la transparencia en nuestro sistema de reparto», así como someterse al control y escrutinio de instituciones como AEVAL. Bautista anunció además que la entidad no realizará acciones de carácter penal contra usuarios individuales en el ámbito digital. «Únicamente se actuará contra estructuras empresariales organizadas y donde el nivel de infracción resulte masivo».

Han tenido que pasar muchos meses de críticas y polémicas para que la entidad se haya replanteado algunos aspectos de su gestión. Más transparencia, buenas prácticas o un defensor del cliente parecen las recetas elegidas para reconducir la percepción negativa que la opinión pública tiene de ella, representada por Bautista, «la persona más odiada en internet», según reconocía ayer Enrique Barón, encargado de introducir a Bautista en el desayuno informativo organizado por el Foro de la Nueva Cultura. «Estamos ante una SGAE, no nueva, pero sí adaptada a la nueva sociedad. Y si, como sucedía en tiempos de la Inquisición, es necesario salir a la plaza pública para una reconvención general, lo haremos. Estamos en un proceso de cambio en la SGAE», reconoció el presidente de la entidad.

Otra vez la ventanilla única

Lo cierto es que casi todos los puntos propuestos ayer por Bautista suenan conocidos. Ese es el caso de la creación de una ventanilla única, una entidad de gestión que aglutine a todas las demás par aligerar así los trámites y trabajar de común. Ésta es una idea que se repite desde 2001. Quizá por esto, fuentes del Gobierno acogieron ayer con gran prudencia las declaraciones del responsable de SGAE y en la oposición, el portavoz de Cultura, José María Lassalle, declaraba a ABC que «siguen sin comprender que es adaptarse y cambiar, o equivocarse. La necesidad de transparencia de esta entidad es un clamor social. No es la primera vez que Bautista trata de cambiar la imagen de la entidad, pero cabe preguntar que si ahora necesita más transparencia es porque hasta el momento no se ha hecho como tenía que hacerse y el único responsable es quien ha dirigido la entidad durante los últimos años»

Bautista anunció también que propondrá a la Administración del Estado una reforma de las competencias de la Comisión de Propiedad Intelectual para reforzar su papel de intermediario y regulador de conflictos para reducir el número de litigios.

No faltaron las referencias al canon digital y la reciente setencia de la Unión Europea, que confirma que «la remuneración por copia privada tiene que existir y que alerta solo en acciones de discriminación». En cuanto a la «Ley Sinde», aseguró que se ha producido un «giro sutil» en los partidos políticos al entender que «se habría aprobado si no estuviera trufada de tanto partisanismo y presión política. Se está trabajando en un consenso. España necesita la Ley de Economía Sostenible y su Disposición Final Segunda, no es un lujo».

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