Sainz, entre la falta de suerte y la excesiva dificultad

No es mala suerte. Es participar en la prueba más difícil del planeta. Correr riesgos. Ajenos a cualquier maniobra. Circular entre dunas y que los sistemas de navegación sean los ojos del piloto para evitar perderse porque, si no, sería un fatalismo. Claro que si no participas, no tienes ningún accidente .

Carlos Sainz, sin opciones para revalidar el título, acabará muy probablemente en la segunda mejor posición de todas las aventuras que ha tenido en esta carrera hasta la fecha. De sus cinco participaciones, con el gran éxito del pasado año, el madrileño comenzó modestamente pero dando pinceladas de emoción. Acabó undécimo en su primera experiencia en el desierto.

Así, y con cuatro etapas ganadas, mostró una aceptable aclimatación a la prueba desde el inicio, consiguiendo una esperanzadora victoria el primer día. En el año del triunfo de Marc Coma en motos, Sainz se curtió porque jamás había corrido en el desierto. Pudo acabar más arriba en la general, sí, pero una avería en el embrague le privó incluso de hacer podio.

En su segundo periplo, al año siguiente, Sainz se superó: cinco etapas mascando la victoria. Una nueva incursión, más experiencia, los mismos errores . Como Sainz es especial y con él puede pasar casi cualquier cosa, a mitad de carrera los problemas mecánicos volvieron a aparecer hasta quedar relegado a un noveno puesto. Peterhansel se volvió a coronar como ganador. Pero se estaba fogueando.

De regreso en 2009 -la edición anterior el Dakar se tuvo que suspender por falta de seguridad- el español llevaba el mando. Nadie podía con él. Había conseguido el triunfo en seis etapas. Lideraba la clasificación. A falta de tres escasos días para finalizar la prueba, que ya se corría en Sudamérica, sufrió un espeluznante accidente en la duodécima etapa. Su coche cayó por un barranco de cuatro metros a consecuencia de un error en las indicaciones. Y tuvo que tirar la toalla.

La gloria llegó el pasado año, coronándose como el primer español que ganaba en la modalidad de coches. Tanto esfuerzo se vio recompensado. Trabajo y ambición no le faltan. En esta edición, la del 2011, Sainz comenzaba liderando el Dakar. Pero la alegría se concentró y se disipó rápidamente. Problemas del sistema de navegación y la rotura de suspensión al caer en un agujero le ha alejado de conseguir su segundo título. Veremos el año que viene, aunque el piloto todavía no ha confirmado su presencia en la próxima edición. Un año da para mucho.