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PRIMEROS DÍAS SIN HUMOS

Insumisión con humos

«Muy de derechas y muy español». El dueño del restaurante marbellí que ha desafiado a la ley antitabaco ya tuvo que exiliarse hace 25 años del País Vasco: «Si me obligan a no dejar fumar, cierro y me voy de España»

JOSELE-LANZA

ESPERANZA CODINA

El Asador Guadalmina de Marbella sirve cocina tradicional vasca. «Pero sin florituras tipo Arzak y esas cosas», dice su dueño, José Eugenio Arias-Camisón. Su plato estrella es el chuletón de buey y al empresario se le nota una pizca de orgullo en la voz cuando explica que trae semanalmente el besugo, los chipirones o las cocochas de la mejor pescadería de San Sebastián, su ciudad natal. «Es muy buena materia prima», afirma. Este donostiarra de 44 años se confiesa «muy, muy de derechas y muy español», y desde hace unos días, se ha declarado en rebeldía contra la ley sanitaria que prohíbe fumar en los espacios públicos cerrados, incluidos los restaurantes. En su local, todo el que quiera se puede encender un pitillo o un puro, lo que le plazca, y no dará su brazo a torcer. «O se puede fumar o cierro y me voy de España».

Casado y con tres hijos de 17, 15 y 8 años, Arias-Camisón recaló en Marbella hace 25 años. Los motivos de la salida de su familia del País Vasco, donde tenían un negocio textil, se asemejan a los de otros muchos vascos que se vieron abocados al exilio. «Nos invitaron a irnos de mi tierra», se limita a decir. Él retrasó su marcha un año para hacer la mili. Llegó a Marbella con 19 años y ahí sigue. «Pero voy con frecuencia a San Sebastián, tengo muchos amigos allí y me parece la ciudad más bonita del mundo. Como se suele decir, me gusta la jaula, pero no me gustan los pájaros», precisa.

Durante sus primeros años en la Costa del Sol probó suerte como promotor inmobiliario y hace una década decidió dar el salto al sector de la hostelería. Montó entonces el Asador Guadalmina, ubicado en una de las urbanizaciones con más pompa de Marbella, muy cerca de San Pedro Alcántara. «Como buen donostiarra, soy de buen comer y me gusta la buena mesa». Entre sus planes de futuro entraba la apertura de sendos negocios, también asadores, en Madrid y Málaga, pero ha frenado el asunto, porque «con lo que está pasando, no sé si van a ir bien».

¿Y teme que le cierren el local por declararse «insumiso» a la ley antitabaco? «Yo no temo nada, no le tengo miedo a nada, tengo un buen despacho de abogados que se encarga de todo», asevera Arias-Camisón, y explica que no ha recibido ninguna denuncia. Lo que ha hecho la Policía Local de Marbella es levantar acta de la infracción por permitir fumar en su restaurante y trasladarla a la Delegación provincial de Salud, que también ha enviado a un inspector para constatar los hechos. Ahora se inicia un proceso que presumiblemente terminará con una sanción económica. La Junta de Andalucía ya ha informado a Arias-Camisón, a través de un requerimiento entregado en mano, de que si no depone su actitud y no retira los carteles en los que dice que su establecimiento no acata la ley antitabaco, se expone a una sanción por una infracción muy grave, penada con hasta 600.000 euros de multa.

En cuanto a los policías locales que visitaron su establecimiento el pasado lunes —en total dos parejas—, ha manifestado que algunos de ellos fueron «maleducados, entraron de forma chulesca, molestando a mis clientes y pidiéndoles la documentación sin dar ningún tipo de información ni presentarse. No los he denunciado todavía, pero me lo planteo», advierte.

Solo acatará a un juez

A José Eugenio le gusta fumarse un puro «de vez en cuando», tras una buena comida, pero no es consumidor de cigarrillos. Jugador de pádel habitual y con el corazón dividido en el fútbol entre la Real Sociedad y el Atlético de Madrid, lo que Arias-Camisón tiene claro son las ideas. «Si mañana me viene la Guardia Civil con una orden judicial y me dice que tengo que cerrar, lo haré, pero estoy dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias», asegura. ¿Y si la Guardia Civil llega con una orden, pero no para que clausure el restaurante, sino para que cumpla la ley y prohíba fumar? «Pues cierro yo y despido a mis 16 trabajadores», replica sin dudarlo.

Este donostiarra de aspecto rotundo y acento algo suavizado por los años pasados en la costa malagueña asegura que no ha hecho todo esto para conseguir publicidad, como algunos le han reprochado. «No he sido yo el que ha buscado a los medios, han sido ellos los que me han buscado a mí, y todavía no sé si toda esta publicidad será buena o mala; si me cierran el restaurante, está claro que será negativa», reflexiona.

Su familia vivió el inicio de todo esto con cierto temor y algo de miedo por ver cómo responderían los clientes el pasado día 2, cuando abrió el restaurante tras el día de Año Nuevo. «Pero no he tenido ningún problema con ellos, entre el 80 y 90 por ciento fuma y el resto lo ha acatado sin quejarse». Dice que su clientela es fija, de gente de toda España asentada en la costa y mucho extranjero, y que pese a la crisis le va «de maravilla». «Quizás sí he tenido algún cliente más estos días», reconoce.

El caso es que llegó el revuelo y la atención mediática. «¿No hay problemas en este país para que todo el mundo esté pendiente de mí, que no soy nadie? Eso me da la razón de lo que he puesto en los carteles, que la ley es una cortina de humo para tapar la destrucción de España, porque nadie habla de la subida de la luz ni de todos los problemas que hay en el país». Arias-Camisón afirma que ha sido «un insurgente» de las leyes toda su vida. No hizo ninguna reforma en el local cuando se aprobó la anterior modificación de la normativa sanitaria, que obligaba a ello a los establecimientos más grandes, aunque sí ha invertido en mejoras hace poco tiempo. El asador tiene un comedor «más formal», una sala para pequeñas reuniones y una barra con más de 60 pinchos del «tipo de los que se sirven en la parte vieja de San Sebastián».

«Han destruido este país»

Algunas de sus ideas quedan claras cuando se le pregunta por lo que ocurrirá si todo esto no tiene un final feliz: «Le garantizo que me voy de España, no sólo por esta ley, es que no comulgo con lo que se hace, este país está destruido, no creo en el Estado de Derecho y no veo futuro para mis hijos». No le gusta ni el partido que gobierna ni los demás, porque «en este país no hay partidos de derecha».

Arias-Camisón presume del respaldo que está recibiendo de particulares y de hosteleros de toda España y ha iniciado una campaña de recogida de firmas contra la ley antitabaco: «Ya me dirán mis abogados a qué instancia tengo que recurrir». Su hija ha abierto una página en Facebook, Fans del Asador Guadalmina, con mucho éxito. El hostelero no está dispuesto a dar su brazo a torcer. Quizás, cuando todo acabe, bien o mal, lo celebre con una buena comida y un buen puro.

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