La banca planta al Tesoro mientras Asia acapara ya el 9,5% de los bonos
Bancos y cajas de ahorros se deshicieron en cinco meses de 17.120 millones de euros en títulosMoncloa sigue buscando inversores extranjeros para un 2011 con casi 150.000 millones en vencimientos
MONCHO VELOSO
Como agua de mayo cayó el anuncio de China, el pasado miércoles en Madrid, de comprar más deuda pública española. «Vamos a estar con España en las alegrías y en las penas», prometió el viceprimer ministro de la República, Li Keqiang. Tenía ya al menos ... un motivo para sonreír el Gobierno de Rodríguez Zapatero, que busca y rebusca inversores extranjeros para la compra de títulos soberanos, ahora que bancos y cajas han dejado de ser su principal aliado en la financiación del déficit público. Y, sobre todo, cuando 2011 se antoja tan complicado como 2010 para el Tesoro público.
A lo largo de este año, el Estado afronta una alta concentración de vencimientos de deuda: un total de 148.700 millones de euros, según datos del Ministerio de Economía. Y emisiones de bonos, letras y obligaciones por valor de 192.000 millones.
Las últimas noticias tampoco son muy halagüeñas. La proximidad de subastas en los países de la periferia de la Eurozona y el temor a que Portugal se convierta en el tercer rescatado —tras Grecia e Irlanda— han alimentado las fuerzas especulativas y las presiones en los mercados.
El diferencial entre el bono español y el alemán, referente de solvencia, llegó este viernes a los 269 puntos básicos, cifra superior a la que registró en plena crisis de deuda soberana, en el primer semestre de 2010.
Por aquel entonces, los inversores extranjeros, desconfiados, no querían nada que oliese a España. Moncloa llegó entonces a un pacto no escrito con bancos y cajas, por el cual las entidades de crédito españolas acudirían al rescate de las cuentas públicas acelerando sus compras de deuda soberana. Entre enero y julio del pasado año, el sector financiero acumuló 143.087 millones de euros en títulos del Tesoro, según los datos del propio emisor.
Quizá para inyectar aire a sus carteras, desde verano y hasta noviembre redujeron esa exposición un 13,5%, hasta los 125.967 millones, el 24,9% de la deuda pública. Al contrario, en ese mismo periodo, la confianza en España por parte de los inversores foráneos se recuperó. Su exposición a la deuda pública pasó en esos meses de 206.872 a 247.916 millones, lo que supone un aumento de casi un 20%. Hoy poseen el 49,12% del endeudamiento.
El «rally» asiático
¿Qué ha cambiado? «Ahora son conscientes de la rentabilidad atractiva que está ofreciendo la deuda española, de que es un valor seguro porque no hay riesgo de quiebra y de que las previsiones económicas y de sostenibilidad fiscal de España son buenas», explica Sara Baliña, de Analistas Financieros Internacionales.
Ese giro lo han protagonizado, especialmente, los países asiáticos. Entre 2008 y 2010, los inversores de esta región han incrementado su exposición a la deuda española del 4,5% al 9,5%. Poseen ya el 9,5% de los bonos, letras y obligaciones del Estado, algo más de 48.000 millones, según el último informe del Tesoro público.
China, que en su visita a España durante esta semana aseguró que «seguirá comprando deuda pública española a corto, medio y largo plazo», se convirtió de hecho en uno de los grandes protagonistas en las emisiones del pasado año. Pero la cantidad de títulos soberanos españoles que posee es todavía un misterio que ningún gobierno, ni el chino ni el español, ha desvelado.
Los analistas coinciden en señalar dos grupos de países como potenciales compradores de deuda pública española en el futuro más cercano. Por un lado, aquellos que como China han acumulado grandes superávit. Por otro, las naciones ricas en materias primas, como las de Oriente Próximo, que ante el repunte del precio de, por ejemplo, el petróleo, buscarán dar salida a sus ahorros.
«Pero no debemos olvidar donde está nuestra base inversora», dice Baliña en referencia a países de la UE como Francia y Alemania, principales tenedores del endeudamiento público español. Tampoco que el Banco Central Europeo, pese a sus titubeos, no ha dejado de comprar bonos en los países del Viejo Continente, como parte de su plan de inyección de liquidez. Hasta diciembre, el regulador comunitario invirtió 72.000 millones en los socios con problemas.
«Road show» del Ejecutivo
Como fuere, el Gobierno es consciente ahora de que la banca española ha dado por concluido su esfuerzo, y que ahora debe buscar fuera de nuestras fronteras. El gabinete de Elena Salgado ya se dedicó en 2010 a esa tarea. En febrero, la ministra viajó a Londres y París, junto a José Manuel Campa, secretario de Estado de Economía, para calmar a mercados y medios de comunicación y convencerlos de la solvencia española.
En solitario, Campa continuó después el «road show» por Washington, Nueva York y Boston, donde se reunió con diversos inversores a los que detalló las ventajas de comprar deuda pública española. Remató la faena Soledad Núñez, directora general del Tesoro, que en abril se fue de gira por China y Japón con iguales propósitos.
La agenda del Ministerio de Economía para 2011 en este sentido todavía no se conoce, pero los economistas dan por sentado que habrá viajes de ese tipo a lo largo del año. «Más les vale, y probablemente lo harán. Es necesario en este contexto y tal y como se presentan las cosas. Los inversores extranjeros van a ser fundamentales» para la estrategia financiera del país, explica Javier Díaz, profesor del IESE y antiguo asesor de la Oficina Económica del Presidente.
Alemania y Francia quieren que Portugal acepte un rescate internacional lo antes posible para evitar una nueva crisis de deuda, según publica la revista germana «Der Spiegel». Sin mencionar sus fuentes, la revista afirma que a expertos de los gobiernos de ambas potencias les preocupa que Lisboa no pueda financiar su deuda a ritmos razonables, después de que se elevaran sus costes de crédito a finales de 2010. Estas afirmaciones de la revista germana fueron contestadas por el primer ministro luso, José Sócrates, quien reiteró ayer que Portugal está en disposición de cumplir con el objetivo de rebajar el déficit público y restó crédito a quienes apuestan por que su país será el próximo en recurrir a la ayuda externa. En el mismo sentido se expresaron, tanto el presidente de la República de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, quien manifestó su sorpresa por la información de «Der Spiegel», como Miguel Relvas, secretario general del Partido Social Demócrata, principal grupo de la oposición.
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