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Mascarell da un portazo al PSC y acepta entrar en el gobierno de CiU

El histórico socialista se suma al ejecutivo de Artur Mas y renuncia a la batalla de Barcelona

IVA ANGUERA DE SOJO

El fichaje de Ferran Mascarell como consejero de Cultura del nuevo gobierno de Artur Mas ha sentado como un jarro de agua helada entre las filas socialistas. Histórico regidor de Cultura en el Ayuntamiento de Barcelona junto a Pasqual Maragall y eterno aspirante a la Consejería de Cultura descabalgado del cargo por José Montilla en virtud de las prebendas exigidas por Esquerra en el segundo tripartito, Mascarell ha optado finalmente por subirse al carro de Artur Mas para regresar de nuevo al Departamento que ocupó efímeramente a finales de 2006.

«A nosotros no nos hacen ofertas porque no estamos en paro» comentaban con ironía diputados socialistas tras el acto de toma de posesión de Artur Mas, asumiendo los maliciosos comentarios sobre el escaso éxito de Mascarell en RBA como explicación para su apuesta por el gobierno de CiU. «No puede contarse como independiente, sigue teniendo carné del PSC», señalaban otros.

Adiós al Ayuntamiento

En privado, sin embargo, nadie niega que el roto que Mas le ha hecho al PSC es de calado. De entrada, se desmonta la operación intentada por el PSC de Barcelona para que Mascarell aceptara ser el número dos en la candidatura del actual alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, formando un tandem que sería el último intento desesperado de los socialistas para revertir la tendencia apuntada por todas las encuestas que los sitúa también como perdedores en la capital catalana. Mascarell se ha postulado durante el último medio año como candidato alternativo a Hereu, con el apoyo de algunos sectores pro-socialistas y apelaciones a la «casa grande» de Artur Mas.

El nuevo consejero de Cultura dejó claro, sin embargo, que no plantearía batalla abierta contra Hereu, consciente de que el «aparato» del partido en Barcelona, controlado por Carles Martí, le derrotaría en unas primarias. Además de aplanar el camino de Xavier Trias al Ayuntamiento de Barcelona, Artur Mas desactiva con el fichaje a uno de los dirigentes socialistas que podría haber desempeñado un papel de peso en la renovación del partido. Representante del «ala catalanista», con discurso propio y más joven que Antoni Castells, Mascarell era uno de los dos únicos dirigentes con los que Montilla aseguró que contaría si ganaba las elecciones, consciente de que es, o era, uno de los dirigentes socialistas que podría suplir la «falta de relato» a la que el PSC atribuye parte de su descalabro electoral.

Tradicionalmente, la política cultural había sido además uno de los flancos débiles de Convergència, por lo que adquiere especial sentido poner en manos de un socialista esta cartera, especialmente en tiempos de crisis en los que el principal cometido de Mascarell será cortar las generosas subvenciones repartidas durante los últimos años por el Departamento, en manos de Esquerra.

En un escueto comunicado, el PSC se limitaba a afirmar tras hacerse pública ayer la decisión de Mascarell de aceptar la oferta de Mas que «queremos subrayar el carácter personal la decisión que implica sumarse a un proyecto político muy diferente al nuestro. Ante la disyuntiva gobierno-oposición, Mascarell ha optado por el gobierno».

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