La Ortografía se estrena con faltas
El Príncipe y el director de la RAE ignoran la norma que quita la mayúscula al Rey o a la Princesa
ALMUDENA MARTÍNEZ-FORNÉS
Caso omiso a la recomendación. Eso es lo que ocurrió ayer en la presentación de la nueva Ortografía de la Lengua Española. Una obra en la que los académicos de la Española y de las 21 academias de América y de Filipinas han estado trabajando ... ocho años con el fin de propiciar la unidad en el uso del idioma, pero que introduce algunos cambios tan difíciles de asimilar que ni siquiera sus propios artífices los han incorporado. Por ejemplo, la palabra Rey de toda la vida ahora es «rey», con minúscula y acabada en una letra que se llama ye. Majestad es majestad y Papa, papa.
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Tan difíciles de asimilar parecen algunas de las nuevas normas que ayer, en el estreno de la Ortografía, se ignoraron unánimemente las recomendaciones del nuevo texto en cuanto al uso de mayúsculas. Lo más sorprendente es que ni siquiera las siguió la Real Academia Española. Tampoco lo hizo su director, Víctor García de la Concha, cuyo discurso estaba plagado de «incumplimientos», como «Altezas», «Señor», «S.M. el Rey» o «Reina», igual que las invitaciones que envió esta institución o la página web de la RAE, donde ponía «los Príncipes de Asturias» y «Director». Ni siquiera el orden del día de la sesión académica incorporaba las nuevas normas ortográficas, pues añadía la mayúscula a todos los cargos y tratamientos. Incluso el Heredero de la Corona, tan respetuoso siempre con las instituciones, se saltó la recomendación y mantuvo su tradicional «la Princesa y yo», en lugar del moderno «la princesa y yo».
Carga que limita la libertad
Aunque Don Felipe tampoco ha incorporado esta recomendación, sí que destacó en su discurso la importancia de la Ortografía, como derecho y como deber, en «la preciosa unidad del español». «Si la descuidáramos, la dejaríamos empobrecerse». No obstante, el Príncipe agregó que «la Ortografía da forma a nuestros pensamientos y a nuestros sentimientos» y advirtió que «una concepción equivocada de la Gramática o de la Ortografía puede ver en ellas una carga que limita la libertad del individuo; algo que se nos impone ya elaborado y que no podemos modificar». «Lejos de eso, la Gramática y la Ortografía confirman nuestra morada vital», afirmó. El Heredero de la Corona tomó prestadas las palabras de Antonio de Nebrija: «La verdad es hija del tiempo».
En la sesión académica de ayer también intervino el coordinador de la Ortografía, el académico Salvador Gutiérrez Ordóñez, quien reconoció que la cuarta parte de la obra, la que regula precisamente el uso de las mayúsculas y minúsculas, «es la parte de la escritura menos regulada, la que presentaba mayor grado de incertidumbre y de usos mudables; por lo tanto, mayor cantidad de problemas». No obstante, Gutiérrez Ordoñez áseguró que «esta obra es un canto a la unidad» y es «la primera Ortografía de la lengua española realizada por todos y para todos. Una obra concebida desde la unidad para la unidad», manifestó.
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